viernes, 27 de marzo de 2009

Vencer a la cárcel. Los presos crean la Universidad de Neuquén. 1.

El libro de Sommi. El grabado de tapa es un dibujo de Italo Grassi, otro preso de Neuquén. (Para ampliar la imagen, hacer doble click con el ratón sobre ella.)



1. El nuevo estado autoritario de los años ‘40. Persecuciones, arrestos y confinamientos.

La imprenta y otras injusticias

En su momento, la imprenta fue una injusticia; y con el tiempo esa injusticia se repite y amplifica. Cuántos manuscritos medievales no se habrán transformado en impresos en el siglo XV, porque los editores e impresores prefirieron los clásicos griegos y latinos. Y cada vez que aparece un nuevo formato para la información, algo se pierde en el revoleo del trasvase, quizás mucho. Pensemos nomás en la música que en el siglo XX estaba en discos de pasta o de vinilo, o en magazines o en cassettes, y no ha accedido a los soportes que vinieron después.

Algo por el estilo se está produciendo con la informatización de los libros. Entre los textos digitalizados y ofrecidos en Internet predominan materiales en inglés o en chino, y quedan en un modesto segundo término los que estaban escritos en castellano. Muchos de estos libros van ya camino al basural o al reciclado; ¿volveremos a verlos algún día? Por estos días me puse a buscar “Rendición de espíritu”, obra clave de una etapa de vida del gran poeta Juan Larrea, y no logré hallar siquiera un párrafo en la red. Más allá de los clásicos de la lengua, hay todo un mundo que arriesga quedar limitado a referencias cada vez más vagas, citas de citas de citas.

Curiosamente, manuscritos persas o afganos que no habían conocido la etapa de la imprenta, dan un salto airoso que los coloca en la red informática, escaneo mediante. Pero no sucede lo mismo con libros hechos aquí cerca y hace pocas décadas.

Tres mudanzas, un incendio, decía sabiamente mi abuela Violante Fontana. En cada muda se deja algo, y eso es parte de la sana dialéctica del vivir; pero demasiados traslados sucesivos pueden hacer que uno pierda casi todo.



Un libro de Luis V. Sommi

Muy pocos de los libros de Luis V. Sommi pueden comprarse todavía. Este escritor fue obrero maderero y comunista militante; sus compañeros lo eligieron como Secretario del gremio; las capacidades adquiridas en su autoeducación lo habilitaron para investigar y publicar obras sobre temas de historia política y económica argentina. Yrigoyen, el monopolio inglés del transporte, la revolución del 90, la minería, los capitales yanquis y alemanes en Argentina, tales los temas que Sommi trató en sus libros.

El que tengo en mano se llama “Neuquén. Vida de los presos políticos.” (*) Allí cuenta el autor su paso por la cárcel entre 1943 y 1944. Solicitó luego la salida al exterior, y fue liberado con la condición de extrañarse; tuvo que permanecer en Uruguay hasta agosto de 1945, cuando se levantó el estado de sitio.




Nuestros años 40

En diversas aproximaciones a nuestra década de 1940, con motivo de la peripecia de “los Spee”, o de la visita de Nicolás Guillén a Córdoba, pude apreciar más de cerca el modo en que la construcción de un Estado autoritario en esos años influyó en la vida cotidiana, introduciendo controles que se tornaron hábito. La construcción política corre paralela a la conformación de un sujeto “disciplinado”, dependiente por varias vías de ese mismo Estado. Ambas creaciones iban a tener una vida prolongada. La Argentina es reconfigurada como un territorio “bajo control operacional”, con estrictas normas de comportamiento, en el que la conducta ideal será la de un buen detenido.




A Sommi le tocó vivir y padecer este proceso. En su libro anota los avances del Estado de Sitio permanente: los oscurecimientos, reinventados en 1978 y 1982; los poligrillos profesionales (buchones, se diría hoy); los allanamientos y las torturas; el control y la confiscación de paquetes en el correo; el registro de cada viajero en el momento de solicitar su pasaje; la imposibilidad de viajar sin documento de identidad; la obligación de llevar siempre consigo ese documento; el control de la prensa; las quemas y prohibiciones de libros.




En ese momento histórico, el nacimiento del Estado de Sitio permanente se justificaba con el argumento del estado de guerra (aunque el país se mantuvo neutral ante una contienda remota; y para cuando se declaró beligerante, los adversarios ya estaban derrotados). Hoy, la gendarmerización de ciudades y provincias, a veces solicitada por las fuerzas vivas, se justifica en la guerra interna contra los pobres a los que se acusa de generar inseguridad. (Valga el neologismo “gendarmerización”: seguimos en esta fuga de palabras adelante, como cuando se acuñó “desaparecidos”, y luego “convertibilidad”. )

La prisión política es el sello y el símbolo de este orden de cosas. La había habido antes de 1940. Pero desde entonces se sistematiza y se torna constante. Hasta el presente, incluído.




Prisión y confín

A Luis V. Sommi lo detuvieron en noviembre del ’43 en la “Sección Especial” de la Policía (ya desde su nombre, un ultraje a la republicana igualdad ante la ley). Nunca le informaron los motivos; simplemente, había sido puesto a disposición del Poder Ejecutivo. Luego de unas pocas jornadas en la comisaría, lo trasladan a Villa Devoto. Y un día, sin previo aviso, lo embarcan en un tren a Neuquén, junto a otros prisioneros de izquierda. Un gobernador militar confiaba: “Nosotros vamos a terminar con el peligro comunista. Los mandaremos al Sur para que se hielen. Allí dejarán los huesos.” (p. 64) En el imaginario colectivo, el nombre Patagonia resonaba a presidio; así la había configurado el poder, como un espacio lejano donde el confín daba lugar al confinamiento.

Depositados los presos en la cárcel de Neuquén, algún entorchado funcionario del gobierno militar habrá pensado que ese lejano sumidero climático los iba a absorber en poco tiempo. Si eso creyó, es que no conocía la fibra de estos hombres – y de sus compañeras.

¿Cómo era estar preso en Neuquén? Lo vemos en el tramo siguiente.



Referencia

SOMMI, Luis V. Neuquén. Vida de los presos políticos. Buenos Aires, Editorial Partenón, 1946. 292 p.

Vencer a la cárcel. Los presos crean la Universidad de Neuquén. 2.


Dibujos del preso Italo Grassi: el recreo "a reglamento" (luego modificado por la lucha de los presos); el frío extremo; las cartas con renglones tachados por la censura, a pesar de los preceptos constitucionales. Para ampliar, hacer doble click sobre la imagen con el ratón.


2. Los magníficos presos y el vejamen como sistema.

Quiénes eran los presos de Neuquén

La dictadura depositó cincuenta presos políticos en Neuquén. A tres se los trasladó luego de vuelta a Buenos Aires (dos por haber enloquecido, uno por enfermedad grave). Había más presos políticos en Villa Devoto, Rosario, La Plata, Martín García y otras cárceles.

Luis V. Sommi recuerda a sus compañeros de cautiverio por grupos, según los iba encontrando en cada etapa del itinerario punitivo. En Devoto estaban esperándolos el viejo Kasandieff, los jóvenes Adolfo Roig, A. López, Mauricio Grisman, Floreal Carballo y Kaner Loy; “el aguerrido maquinista ferroviario Aurelio Bracco del Ferrocarril Sud, el tornero Brandeburgo, de los talleres ferroviarios de Liniers", Angel Ortelli “aquel que entró en Teruel junto con El Campesino, al frente de las milicias españolas”, y una veintena de militantes de la Federación de la Carne, entre ellos Trofin, Nieto, Gorosito, Berin y Belche, “aquellos mismos que pocos días antes habían obligado al gobierno a libertar a Peter con las grandiosas huelgas de noviembre de 1943.” Estaba también allí Juan Giolitti, militante sin partido del gremio de la construcción, junto a otros marplatenses como él.

“La mayoría de los presos éramos obreros” señala Sommi; pero también había profesionales y estudiantes. A algunos los volveremos a encontrar años más tarde, recibiéndolo a Nicolás Guillén a su llegada a Córdoba: el Dr. Gregorio Berman, fundador de la salud mental en Argentina, a quien sus pacientes llamaban “el doctor que ayuda a vivir”, y que atendió a los enfermos de la Guerra Civil Española; el también cordobés Dr. Kahn. De Córdoba también venían el abogado Sánchez, los hermanos Blatt, y “un grupo numeroso de estudiantes y obreros, entre ellos Pérez, Sajario y otros”.

Cada traslado ocasiona un momento de sobria alegría, porque los presos encuentran a otros compañeros. En el tren que los lleva a Neuquén han sido embarcados también Antonio Castagnino, “hermano del pintor”, Schmerkin, Marull, Warhaver, Posse, Sapia, González, Arjones. “Nos encontramos con viejos amigos de Mendoza: Mateo Rena (de la Unión Obrera Provincial); el abogado Rafael Armendáriz”. Y en esta que parece la nómina de los luchadores de la Ilíada también están Francisco Muñoz Diez, ex concejal de Rosario; y Juan José Real, preso desde tiempos del anterior gobierno de Castillo, “joven fuerte y talentoso, orientador del grupo, también voluntario de la guerra civil española”; y Pedro Chiaranti, obrero de la construcción; y Antulio H. Lencinas, hijo de Carlos, el asesinado líder popular cuyano; e Italo Grassi que dibujará escenas de la vida carcelaria, y Muzio Girardi, del Comité Central del PC y de la Federación de Obreros del Metal. En el mismo tren se encuentran con Carlos Dujovne, director de la editorial Problemas; Federico García, médico de Mendoza; Encina, director del diario La Hora; Luis Presti, dirigente obrero de Bahía Blanca, Antonio Rossi de Olavarría, Amaro Cano de Zárate, Juan Iapichino, de los obreros de la alimentación de la Capital Federal, Carlos Miranda de Tucumán, Pedro Eber, quien fuera secretario general del sindicato de la madera durante su larga huelga de 1935; Francisco Lucero, viejo luchador ferroviario. Camino a Neuquén iban además el Intendente socialista de Godoy Cruz, David Yohai; y Mario Argüello, Héctor Alvarez, Nauchichel (luego trasladado por enfermedad a Buenos Aires), el chaqueño Aarón Wehsler, Bruno Antinori, Guloni, Ignacio Yuchuk, Basilio Kapuk y Demetrio Necolesen, enloquecidos ambos, Juan Cesario Vázquez , José María García, José J. Sturen, Pantano, Kazandieff, Sachuk, Codina, Feldam de Córdoba; y Kielmas, Manuel Moya, Manuel Archanco, el enólogo mendocino Correa Navarro, los profesores y doctores Notta y Marinetti; y Sinay, Frutos, Fiori, Rossi, Eber, Vucamanovich; Guloni, de Tandil, que será el responsable de la peluquería comunal…

El vejamen como sistema

Según el director del penal de Neuquén “la Constitución pasa por un mal momento”; de modo que las garantías constitucionales para los presos no se respetan. Los prisioneros políticos son alojados en un pabellón que estaba a punto de ser abandonado por su estado ruinoso. Sus cartas son censuradas aún más allá de una lógica persecutoria. No pueden utilizar el plural, referirse a “nosotros” en su correspondencia. Los telegramas son demorados, por si acaso: a un presidiario le llega la noticia de la muerte de su padre cinco días después de acaecida. La alimentación es pésima. Alguien se queda con la diferencia entre el costo de la ración que asigna el gobierno ($3.33) y el reducido valor de la que efectivamente se brinda ($0,75). Cuando la carne es tierna, los presos desconfían; sus prevenciones se confirman cuando descubren gusanos en ella. Avitaminosis, tifus y diversas enfermedades aquejan a los recluídos, que con dificultad logran algún medicamento. Dos penados a los que se castiga sin razón enloquecen.

El sistema está diseñado para destruir a las personas y para beneficiar a los amigos de los funcionarios. En determinado momento se les prohíbe recibir encomiendas del exterior, de modo que estén obligados a comprar víveres y artículos de necesidad en la proveeduría del amigo del director, llamada para colmo de ironía “La Numancia”. Sólo pueden leer un libro de la expurgada biblioteca cada quince días; porque hay un índice oficial de libros prohibidos, hechura de Gustavo Martínez Zuviría, del que Dostoievsky está excluído, entre otros tantos. Los presos pasan esposados las primeras 48 horas a partir de su llegada, vaya a saberse por qué (con ellos se prueban las nuevas esposas automáticas, que aprietan mejor las muñecas). No se puede cantar, ni siquiera el himno nacional. No se puede silbar. No se puede tomar sol. No se puede abrigarse con un echarpe. No se pueden traer flores. No se puede hacer gimnasia. No se pueden usar guantes. Cuando un preso los solicita con un certificado médico, el director le concede usar sólo el izquierdo, pues esa es la mano afectada.

Y a modo de resumen: “la luz era ilegal”, salvo la que encendían a sus horas los guardiacárceles.

Pero los presos políticos de Neuquén lograrían vencer a este sistema. Veamos cómo, en el próximo tramo.

Vencer a la cárcel. Los presos crean la Universidad de Neuquén. 3.



Una obra de teatro escrita, editada y representada en la cárcel de Neuquén en 1944. (Para ampliar, hacer doble click con el ratón sobre la imagen.)

3. Cómo vencer a la cárcel.

La solidaridad

Frente a un sistema armado para quebrantarlos, el primer refugio de los prisioneros es una solidaridad que se expresa aún ante las necesidades más elementales. Cuando el grupo de Sommi es trasladado desde la Especial hasta Villa Devoto, llega a destino a medianoche. Los que ya estaban allí “nos recibieron con los brazos abiertos, con ese gran corazón de la solidaridad proletaria. Nos ayudaron a ubicarnos en las celdas; nos dieron ropa limpia y lo primero que hicimos fue bañarnos, práctica impuesta por los camaradas para combatir los insectos que siempre se traen de la Especial”…“Mientras varios camaradas nos arreglaban las camas, otros nos preparaban una cena con los alimentos de que disponían”…

Una vez los presos en Neuquén y ya organizados, contribuyen a las necesidades de los compañeros que la están pasando mal debido a las persecuciones allá afuera. “Resolvimos comunicar a la Liga por los Derechos del Hombre, que habitualmente nos remitía encomiendas y dinero, que por tres meses no nos enviase dinero alguno, y en cambio atendiera con esos fondos a sus presos, sus familiares y sobre todo a los más necesitados. Y reducir los gastos semanales de $ 7,50 por persona, a $3, que se pagarían a cada uno del fondo común acumulado.” La medida fue votada por unanimidad. “Total, nosotros ya tenemos techo, cama y tumba asegurados.” En 1944 los presos realizan también una colecta destinada a las víctimas del terremoto de San Juan.

El temple, las mujeres

Hombres fogueados en luchas sociales y gremiales, en guerras y huelgas, saben que “para el revolucionario, la cárcel es una etapa de su vida”. Y no sólo la soportan; se encaraman sobre ella. Inventan, plantean luchas, hacen versos, se encuentran, aprenden… y generan en pequeña escala esa sociedad que sueñan. De la cárcel hacen encuentro, ciudad nueva y escuela.

Sus mujeres adquieren dimensiones heroicas, sin perder la ternura. Enteradas del inminente traslado a Neuquén, esperan a sus compañeros en Cañuelas. Está prohibido abrir las persianas de los vagones. Pero ellos las escuchan gritando sus nombres, uno a uno; “maldiciendo a gritos la dictadura, enviándonos palabras de amor, aliento y esperanza.” …“Durante una semana, con su presencia en los portones de la cárcel, habían impedido nuestra partida. Luego habían ido a Constitución; no nos encontraron allí, y fueron a Cañuelas. El tren las dejó lejos; cruzaron a pie las vías; la policía trató de desalojarlas, pero fue inútil.”

Ellas van hasta Neuquén, aunque más de una vez tienen que regresar sin ver a sus compañeros, porque las autoridades alegan que les falta algún certificado. Hasta allí llegan Clementina, esposa del Dr. García; Delia, compañera de Grassi; Lila Guerrero, poetisa, traductora de Maiakovsky, compañera de Sommi, que para darle una rosa a su hombre libra y gana una batalla con los guardianes; la madre de Real, que se va a vivir a la región para poder asistir mejor a su hijo en una enfermedad; la de Codina; las señoras de Carlos Miranda, Manuel Moya y Luis Presti, cuyas visitas se frustran la primera vez; Susana Ratto, que pícaramente se hace registrar como si fuera prima de Real, y es quien lleva y trae las informaciones. Y en Buenos Aires está “la legendaria vieja Modessini, madre de todos los presos políticos, que con un grupo de mujeres prepara incansablemente encomiendas para los diversos presidios. "

Vencer a la cárcel. La Comuna.

“Nosotros vencimos a la cárcel” afirma Sommi.

El primer jalón en este camino es la creación de la Comuna como organización propia. En ella participan “todos sin distinción de clases ni de partidos”; eligen su Secretario, debaten y deciden las medidas, organizan la vida en común y el apoyo solidario a quienes lo necesitan. “El reglamento de la prisión no reconocía al colectivo sino al individuo. Nosotros nos dimos la organización básica de los presos antifascistas de todas las partes del mundo. Creamos la llamada “Comuna”. Este fenómeno se reprodujo en todas las cárceles y campos de concentración del país.”… “Las reuniones se hacían por celda. Cada cuatro camaradas formábamos un grupo con su responsable político.”

“Nadie realizaba por su cuenta nada que pudiese comprometer al colectivo.” Petitorios y protestas son organizados por la Comuna, que además “se ocupa de mantener la higiene, de la alimentación, la ropa, la salud, las informaciones, el combustible, la vinculación con el exterior, la distracción, el servicio sanitario, la instrucción, la despensa, el trabajo cultural”… Sommi narra detalladamente el ordenamiento de cada una de estas prestaciones, incluída hasta la peluquería, y de las celebraciones que matizan el trabajo común.

La Comuna organiza momentos de gimnasia que se llevan a cabo pese a la prohibición del director, actos para las fechas patrias y proletarias, una liga antitabaco, un periódico, una “Editorial Neuquén” (imagínense dieciocho copistas transcribiendo simultáneamente a mano un texto de Economía que les están dictando). Realiza una campaña victoriosa por tomar sol en el patio; lucha hasta recuperar el derecho a recibir encomiendas, y adquirir el derecho a cantar.

La solidaridad organizada permite que los presos monten una serie de “industrias capicúa”. Fabrican juegos de mesa, encuadernan libros, inventan y arman lámparas que permiten leer por la noche sin ser detectado… Llegan a organizar una Exposición de la industria y la cultura, con muestra de productos, actuaciones del coro, campeonatos de ajedrez y premio a las mejores composiciones. El grupo de teatro presenta una obra escrita en la cárcel de Neuquén por Rubén Sinay: “Don Quijote en Capicúa”.

La Universidad

Por cierto “la más estricta ilegalidad amparaba nuestro trabajo”. En este contexto nace la Universidad. Salvo mejor información, ha sido la primera que existió en la Patagonia. “Talvez la única que trabajó tanto durante la dictadura. Se fundó sin conocimiento ni decreto del P.E. No gravitó en nada sobre el presupuesto oficial, y se costeó por sus propios medios.”

Un tramo fundamental de la Universidad era la alfabetización. “Ninguno de los camaradas presos salió analfabeto”. La lectura y “las composiciones” eran métodos básicos de trabajo. Algún reciente alfabetizado terminó recibiendo un premio por su composición. Con los profesionales y académicos que estaban en prisión se organizaron cursos de Literatura, Economía, Política, Historia, Geografía, Materialismo histórico. Las materias estaban organizadas en función de “problemas”. Por ejemplo, se nos explica cuáles eran los “Problemas históricos” que se abordaban y discutían.

“Nos impusimos la más severa disciplina. De otro modo no podríamos haber tenido a la vez diez o doce clases, como sucedía en ciertos momentos del día, en un ámbito donde había más de cien personas encerradas”. “La consigna era `no molestar a los camaradas que estudian’. En unas celdas se estudiaba inglés, en otras castellano, más allá francés o italiano. Unos leían a Darwin (se leía en grupos), otros recitaban a Maiakovski, otros camaradas estudiaban Economía”… Y se mantenía la vigilancia, para que los guardiacárceles y el director no llegaran a enterarse de estas actividades.

El saber es hijo del deseo. Y del proyecto. Los presos organizaron la Universidad a partir de su deseo de conocer para edificar una sociedad nueva, más justa. Esa Universidad retoma el camino de las primeras de Europa, constituidas a partir de grupos de estudiantes - estudiosos que caminan juntos hacia el saber.

Éxito y fracaso

En ese pueblo polvoriento y de áspero clima, en esa prisión donde alguna vez se les caía encima un pedazo de mampostería, los presos de Neuquén fundaron y mantuvieron un centro de conocimiento crítico, transformador, alimentado en la discusión permanente. Un ámbito donde el anhelo y la solidaridad engendraban el conocimiento.

Ese centro era parte de un proyecto mayor que lo incluía: el de una sociedad sustentada en la solidaridad, el trabajo, y las decisiones democráticas.

No se entendería de otro modo cómo hombres y mujeres pudieron persistir en una lucha cuyas condiciones iniciales parecen del todo desfavorables. Es que en el curso de la lucha misma, la creatividad y la solidaridad hacen que quienes pelean sientan que están mordiendo y saboreando ya la pulpa de la utopía, viviendo el tiempo transversal del kairos.

Acaso alguien diga que fracasaron. Ante tal afirmación fácil me pregunto cuál ha sido el éxito del fascismo argentino. El país que tenemos es mayormente su hechura; no se puede acusar de nuestras cicatrices, desgracias y miserias a algún gobierno de izquierda, porque nunca lo hubo. Y si “éxito” significa “salida”, camino hacia algo, habrá que preguntarse si en aquel aparente fracaso no estaba el comienzo del estrecho camino hacia el verdadero éxito: el logro de una República sin presos políticos ni pobres ni apestados ni enmudecidos ni apaleados.




Ramón. 27 de marzo de 2009.

sábado, 21 de marzo de 2009

El coleccionista de pájaros, 1. A raíz de un artículo de James Lee Peters.


James Lee Peters, 1889 - 1957. Visitó Río Colorado en 1921.

Presentación de James Lee Peters

La imaginación es irreverente. Cuando supe de la existencia de un tal James Lee Peters y de sus capturas de pajaritos en el valle del Colorado en 1921, me figuré un inglés garza de ojos claros, lentes redondos, zancas largas enfundadas en breeches, red y gomera en mano, dando carreritas por esos campos de Dios y de los alpatacos.

Esa imagen estaba contaminada con la del estrafalario villano entomólogo de El Sabueso de los Baskerville. Al personaje lo supuse británico porque la noticia de su existencia me la hizo llegar Caroline Holder, amiga que vive en Inglaterra. Ella descubrió y está traduciendo el libro (*) donde una muchacha inglesa, Mollie Robertson, evocó su niñez en la Línea Sur hasta 1923. Ese mismo año, el ornitólogo Peters publicó un artículo (**) sobre las aves de verano en la Patagonia; en él agradecía la hospitalidad que en la estancia Huanuluan le brindó su administrador, el padre de Mollie. Con este dato externo Caroline fortalecía las pruebas de la historia narrada en el libro de Mollie. Y como Peters también menciona las aves de Río Colorado, me envió copia del artículo.

Contra mis fantasías, James Peters no era ni delgado ni zancudo, ni inglés. Su foto y el obituario lo retratan retacón, de sólido cuerpo redondeado. Y pertenecía a una linajuda familia del riñón norteamericano, afincada en Boston desde los tiempos de los Padres Peregrinos. Tampoco usó gomera para cazar los pajaritos, sino un práctico rifle – malhadado, digo yo.

Nacido en Boston en 1889, Peters se graduó en Harvard, y llegó a ser Presidente de la Sociedad Ornitológica Americana. A su muerte (en 1957) era reconocido por su obra magna, siete volúmenes de una Check List of Birds in the World – Lista de control de los pájaros del mundo. La obra fue continuada por otros especialistas, que utilizaron los ficheros de Peters, hasta alcanzar dieciséis volúmenes. Todos los pajaritos están enrolados allí, salvo los que seamos capaces de empollar en nuestra pura invención.

“Es, y será durante años, la única lista de control de la avifauna del mundo” afirman de la Check List dos epígonos de Peters, M Ross Lein y Bruce Beehler.

Antes de esta, la mejor lista había sido la de Carlos Luciano Bonaparte, príncipe de Canino, sobrino de Napoleón el Grande. Carlos Luciano conquistador de los aires, había publicado en Leiden su Conspectus Generum Avium entre 1850 y 1857.

Desde muy joven James Peters se había interesado por la observación de la naturaleza. En 1904, con 15 años de edad, participó en una expedición a la isla Magdalen (Québec). Allí su dedicación llamó la atención de los adultos: haciendo equilibrio sobre el borde del acantilado, se dedicaba a juntar los pájaros muertos por sus choques contra el faro, para luego alinearlos prolijamente y clasificarlos. Apenas graduado, y trabajando sin sueldo para el Museo de Zoología Comparada de Harvard, realizó una serie de viajes de estudio de aves por América Central y por el Sur de EEUU.

Fue reclutado para la Guerra Mundial; y cuando regresó de la Alemania ocupada, su superior John C. Phillips lo envió en viaje a la Argentina, para recopilar datos sobre las Anátidas (la familia de los patos). Peters estuvo entonces (en 1921) en Mendoza, luego en Tucumán, y finalmente se vino para la Patagonia. Su objetivo final era la Línea Sur de Río Negro. De esta correría le quedó un sobrenombre: Patagonia Pete.

Todo el mundo en un fichero

De vuelta en Harvard, fue designado asistente del Museo; años después lo promovieron a Curador auxiliar, y en 1932 a Curador titular, cargo que ocupó hasta su muerte. Antes de esa fecha había viajado por el Caribe y Centroamérica. Completó su conocimiento de las aves mediante las colecciones de ejemplares de Asia y África existentes en el Museo.

En 1923 comenzó a reunir un fichero de todos los pájaros del mundo. Con dejo paciente, anotaba que ese trabajo le llevaría unos diez años. En 1931 publicó el primer volumen de su Lista de Control; y al año siguiente se casó de por vida.

Parece que una vez terminados sus viajes, Peters llevó una vida de lo más rutinaria. Durante años y hasta su muerte, viajaba todos los días entre Harvard y Cambridge. Trabajaba allí con los ficheros, se reunía con algún colega en el Club o en la Asociación, y vuelta a casa. No terminó con las fichas en 1932; apenas si iba por la mitad del trabajo cuando murió en 1957. Es decir que pasó 34 años en esa tarea.

Su escritura es sobria, obediente a un modelo de escrito científico que excluye los valores estéticos. Basta comparar cualquiera de los asientos de su contabilidad mundial, con algún párrafo de Guillermo Enrique Hudson relativo a la misma especie.

Un ejemplo. Acerca de la torcaza, Peters anota (p. 288): Zenaida Auriculata Auriculata / …/ Residente veraniego muy común del oeste de Río Negro.” … “El 14 de noviembre maté una hembra que tenía un huevo en la cloaca, listo para poner; pero no encontré el primer nido hasta el 1º de diciembre”…”El pájaro que había matado antes, el 11 de setiembre, estaba evidentemente en muda prenupcial” … “Al desollarlo se encontraron varias plumas pennadas sobre el pecho y los flancos.”

Los despachos de Peters sobre las Anátidas, objetivo principal de su viaje, son algo más extensos, pero no más expresivos. Comparemos: sobre la misma Zenaida, Hudson nos dice (en “Aves del Plata”):

“En el territorio argentino ésta es la especie más común del grupo de las Palomas. Es conocida por todos como "Torcasa", probable corrupción de Tórtola.

/…/ Cuando el cardo gigante cubre los campos en verano, un número increíble de Torcazas aparece, ya avanzada la estación y por lo general pasa todo el invierno en los campos, congregándose cada tarde, en cantidades incontables, en cualquier sitio donde haya árboles suficientes para ofrecer un lugar de descanso que les convenga.


En los días claros y tibios de agosto, el dulce y triste canto parecido a un sollozo de esta Paloma se oye en todas las arboledas. Se compone de cinco notas y es un sonido agradable, suave y susurrante que le hace a uno sentir, con anticipación, el lánguido sentimiento veraniego en las venas.”

Acto seguido Hudson describe el nido de la Zenaida, y comenta su preferencia por la vecindad de las habitaciones humanas. Y narra una historia de adopción y regreso:

/…/ “Un verano, una Torcaza puso un huevo en el nido de una de mis Palomas domésticas que estaba construido en la ancha rama horizontal de un árbol, a cierta distancia del palomar. El huevo fue incubado y el pichón criado por sus padres adoptivos. Cuando pudo volar estableció su domicilio con las demás Palomas. A la primavera siguiente comenzó a separarse de sus compañeras, volaba hasta el porche y permanecía allí arrullando todo el día.

Al fin voló a la arboleda, donde según creo encontró pareja y no la vimos más.”


De casa al trabajo

Peters murió a los 68 años, cuando todavía estaba fichando pájaros. Extraña constatar que en el país del trabajo en equipo, no había dejado colaboradores preparados ni un plan escrito para facilitar la continuación de su Lista universal.

Me quedo pensando en ese hombre de traje gris, reloj de bolsillo y corbata de pintitas, pulcramente peinado, todos los días de casa al trabajo y del trabajo a casa. En su amistad con un solo amigo que también era su colega académico, Alexander Wetmore, que escribió su obituario; en su perdurable monogamia (como la del carpintero real, hasta donde puede uno confiar en los informes); y en su devoción de oficinista de las aves a ese monstruoso fichero que le permitió adquirir fama.

Las palabras suelen posarse en algunos diccionarios – no en todos. En un excelente diccionario etimológico encuentro varias pistas para el significado originario de “pájaro”. Un etimólogo sostiene que nuestro vocablo “pájaro” y el inglés “sparrow” (gorrión) proceden del latino “pan-ser”; y este, de “Spandere”: expandir, desplegarse. El vocablo originario fue spar, vibrar, lanzarse.

Qué se desplegaba en James Peters, cuál fue la expansión, el vibrar y el arrojo que aprendió de los pájaros. Qué le quedó de ellos.

En el tramo siguiente veremos qué aves registró en la comarca del Colorado.

Referencias

(*) Robertson, Mollie. The Sand, the Wind and the Sierras. Days in Patagonia. Illust. by Maurice Wilson. London, Geoffrey Bles, 1964.

(**) Peters, James Lee. Notes on Some Summer Birds of Northern Patagonia. (Bull. of the Museum of Comparative Zoology at Harvard Coll., Vol. LXV, nº 9. Cambridge, Mass., May 1923.)

El coleccionista de pájaros, 2. Perennidad de las aves del Colorado.

Cisnes en la laguna "reinventada" de Río Colorado, en 2009. Para ampliar la imagen, hacer doble click con el ratón.

Las aves de agosto en la comarca del Colorado

Los pájaros que Peters mató, escalpeló y clasificó, han dejado descendencia hasta hoy. Sus vuelos y canciones siguen ensanchando el aire. Él sólo anotó los que andaban por aquí en agosto. Declara: “hice mi primera escala entre el 8 y el 10 de agosto en Río Colorado, un pueblito al sur de la vía férrea, donde esta cruza el río Colorado.” De modo que no encontró a las aves que vienen en primavera: cisnes de cuello negro, (Cygnus melancoryphus), remolineras, (Cinclodes fuscus fuscus), junqueros o totoreros (Phleocriptes melanops melanops), Tachurís siete colores(Tachuris Rubigastra Rubigastra), tordos (turdus magellanicus); correnderas o cachirlas (Anthus correndera correndera, mencionada en la pág. 329 de su trabajo); Tordos negros cobijas amarillas o Varilleros Alas Amarillas, (Agelaius Thilius Chrysopterus p. 336); pechos colorados grandes (“loicas”, Trupialis militaris militaris, p. 337); la encantadora ratonerita (Troglodytes musculus magellanicus, p. 328) mentada también como cucarachero, o algunas variedades de golondrinas.

Tras una somera descripción de las bardas, la vegetación de cactos y jarillas y la aridez del lugar, Peters narra su partida en auto de pasajeros hacia “un pequeño puerto en el Golfo San Matías, San Antonio del Oeste” (sic) el 11 de agosto. Un viaje de 150 millas, dice, con escala en Conesa. En ambos lugares cazó pájaros; y en San Antonio tomó el tren hasta Maquinchao.
El país de la jarilla
Peters (p. 282) señala en un comentario inicial las aves características del país de la jarilla, es decir el intervalle del Colorado y el Negro. Son: el gallito copetón o pampa guanaco (Rhynocripta lanecolata), un cascarrabias al que es fácil capturar, pues basta con desafiarlo para que se acerque a pelear; el gallito arena (Teledromas fuscus); el canastero (Siptornis patagonicus); el piojito copetón (Spizitornis parulus patagonicus); el cachudito amarillo o piojito copetón pico amarillo (Spizitornis flavirostris); y el chingolito (Brachyspiza capensis choraules).

En el cuerpo de este artículo de 56 páginas, alude a otros habitantes alados que cazó en inmediaciones del Colorado: chorlo cabezón (p. 294) (Oreopholus ruficollis ruficollis); teru terus (295), chimangos (304); los muy sociables y conversadores loros barranqueros (Cyanoliseus patagonus, pág. 308); comunes cerca del río Colorado; andaba una bandada de unos veinticinco por los alrededores del pueblo”; gallitos (310); canasteros (Siptornis baeri); viuditas negras de ala blanca (knipolegus anthracinus); viuditas; dormilonas caranegras (Muscisaxicola macloviana mentalis) cuya capital parece estar en Carmen de Patagones (322); bellas y diminutas calandritas (Stigmatura budytoides flavo cinerea); que sólo halló en Río Colorado; piojitos copetones panza amarilla, también llamados doraditos copetones (Spizitornis parulus patagonicus, p.324); cortarramas (Phytotoma rutilla rutilla); golondrinas patagónicas, (Tachycineta meyeni) especie que considera “bastante común en el Colorado en invierno”; calandrias moras (Mimus patagonicus patagonicus); cabecitas negras (p. 331 Spinus ictericus ictericus); chingolitos de cuello colorado (Brachyspiza Capensis Choraules p. 332); Chingolos (Brachyspiza capensis canicapilla, p. 333) que encontró en la zona en agosto; también al Yal, (Rhopospina fruticeti p. 335) "en agosto lo encontré en abundancia en Río Colorado, donde aparece en bandadas compactas de sesenta a setenta individuos en los arbustos espinosos cercanos al río” ; y Diucas (Diuca diuca diuca Molina p. 335); así como diucas chicas (Diuca Diuca Minor Bonaparte p. 336).

Dejó al margen de sus afanes a las omnipresentes torcazas, como a martinetas, garzas moras, benteveos y avestruces, que sí cazaría luego en Huanuluan y Maquinchao.

Peters nos brinda un inventario y nos informa someramente acerca de la existencia y las cantidades de aves. Sin pena ni alegría, hace constar que su estudio se basa en 750 pieles con plumas de los ejemplares que cazó en su viaje. Si uno pretende otra clase de acercamiento a estos pájaros, resultado de un largo tiempo de observación y convivencia, así como un mayor conocimiento de los hábitos de estas criaturas, será mejor que acuda al libro “Aves del Plata” de Guillermo Enrique Hudson. Merced a la buena voluntad y al esfuerzo de los sostenedores del sitio “Bibliotecas Virtuales”, y al levantamiento del copyright en este caso, podemos encontrar en Internet el libro completo, en cuidadosa presentación.

Hasta aquí la crónica de James Lee Peters, coleccionista de pájaros. En el tramo siguiente consultaremos el parecer de los propios pájaros, y de algún poeta.


Marzo de 2009.


El coleccionista de pájaros, 3. Juicio de las aves y los poetas.

Se constituye una de las salas del Jurado. Loros barranqueros.


Empecemos por los loros.


Como estoy de parte de los pájaros, a ellos consulté acerca de las actividades de Mr. Peters, de las páginas de Hudson, y de los afanes de los ornitólogos de nuestros días.



No se crea que son incapaces de opinar al respecto. Mientras esto escribo, escucho a los loros barranqueros que repostan dos veces por día en un gigantesco árbol de Orgullo del Paraíso que comparto con un vecino. Les encantan los frutos de este árbol; cuando van por la mañana hacia el norte, y cuando al atardecer regresan de las chacras ribereñas hacia sus cuevas al sur, se demoran un rato aquí para una picadita, como amigos que comparten un vermut. Hace casi treinta años, desde que vine a vivir aquí, que se detienen y charletean un buen rato entre bocado y bocado.



Los loros barranqueros bien pueden vivir treinta, cuarenta y hasta cincuenta años. De manera que por los días en que James L. Peters los vio en bandadas, y mató alguno con el rifle para poder luego corroborar su clasificación, estaban en actividad las abuelas y los abuelos de estos loros de hoy; quizás en algún caso, las madres y los padres. Conociendo su carácter conversador, estimo que la semblanza de aquel viajero y su modo de proceder ha de ser de público conocimiento entre los loros, y por contagio en el resto de la comunidad pajaril. Es un logro de memoria y transmisión oral bastante modesto, si se lo compara con lo que asegura Milorad Pavic – que algunos loros yugoslavos son los únicos que todavía repiten ciertas palabras del perdido idioma de los jázaros del medioevo.



En este blog presidido por el rey de las aves, rey que es extrema autoridad democrática, pues lo constituyen las aves mismas en su viaje de búsqueda, la opinión de los pájaros es decisiva. Ellos no se referirán a la persona de Peters; les parece superficial juzgar o sentenciar a un individuo. Su mentalidad es de bandada y de especie. Por este motivo su juicio habrá de referirse a los seres humanos y a sus modos de conocimiento.
Un aria con pájaros y máquinas
Mientras leemos la transcripción de su parecer, propongo que escuchemos Les Oiseaux dans le Charmille, aria de los Cuentos de Hoffman, opereta de Offenbach estrenada en 1881. Es otro modo de referirse a los pájaros; aquí Natalie Dessay, afronta el difícil cometido de cantar una canción de amor como un encantador robot, porque su personaje es el de un autómata.
La bella interpretación de Sumi Jo es más expresiva. Por eso he preferido la de Natalie Dessay, que me pareció más ajustada a la historia de Hoffmann y Offenbach.
Hay una tensión entre la escena y la canción misma. La escena plantea el conflicto entre los humanos y esas sus criaturas que los enajenan, las máquinas. En cambio la letra de la canción, tierna e ingenua, alude a la antigua relación poética entre los pájaros y los humanos enamorados. No es una letra muy compleja; téngase en cuenta que la debe cantar una muñeca que para colmo tiene corto el resorte de la cuerda:

I


Les oiseaux dans la charmille // Los pájaros en la enramada,

Dans les cieux l'astre du jour, // El astro del día en el cielo,

Tout parle à la jeune fille d'amour! // A la muchacha todo le habla de amor!


Ah! Voilà la chanson gentille // Ah, esta es la bella canción,

La chanson d'Olympia! // Ah! La canción de Olimpia! Ah!


II

Tout ce qui chante et resone // Todo lo que canta y resuena

Et soupire, tour à tour, // Y suspira, a su turno,

Emeut son coeur qui frissonne d'amour! // Mueve su corazón que tiembla de amor!

Ah! Voilà la chanson mignonne // Ah, esta es la canción modosa,

La chanson d'Olympia! Ah! // La canción de Olimpia! Ah!


Sigamos con el juicio a los ornitólogos. Pájaros y poetas nos preguntamos si acaso el trabajo de James Lee Peters y de otros como él contribuyó a entendernos mejor entre ambos vecinos de este mismo planeta.


Quizás ese conocimiento no pasó de ser una extensa serie de rótulos. Qué le quedaba a Peters, decíamos, y qué nos queda a sus lectores, de aquello con que los pájaros nos ayudan a soportar y apreciar este universo. Qué de la canción, del vuelo, del temblor, en esas 750 pieles vacías y en ese fichero universal que tanto valoró, como Hoffmann se enamoró de una muñeca de cuerda.

Aunque no contemos con un manual para clasificar ornitólogos, y otros ólogos, intentemos improvisar una caracterización.

Habrá sido casual que un miembro de la familia de Napoleón haya precedido a Peters en su empeño taxonómico… ¿o será que la clasificación y la dominación están muy cerca una de la otra, en ese modelo de conocimiento que compartían Carlos Luciano Bonaparte y James L. Peters? Quizás en ese paradigma el conocimiento estaba dirigido a la dominación del objeto. Y hallar la denominación era un paso en el camino a la dominación. Modelo compartido, con una diferencia de matiz: el imperio de Peters acentúa sus rasgos de dominio por la vía de lo administrativo.

Por cierto James Lee Peters no era epistemólogo. Y él alegaría que no tenía por qué serlo. (En cambio, después de tantos desastres asociados a la ciencia y al conocimiento, quizás en nuestros tiempos todo científico deba serlo en alguna medida). También se nos dirá que el procedimiento aplicado por él constituyó etapa necesaria y ya superada en el proceso del conocimiento. Pero esa etapa no parece tan superada, al menos en el conocimiento aplicado a la dominación y la explotación de la Tierra y del trabajo. Aquello que resulta arcaico en los libros de ecología, sigue en vigencia en la economía. Un modelo tanatológico, reductivo y exhaustivo del conocimiento, que daba algo por incorporado a la ciencia cuando no quedaba nada sin explicar, cuando todo lo animado se había reducido a piezas inanimadas, cuando el objeto de algún modo quedaba ultimado, ese modelo se prolonga hoy en formas de explotación destructiva. Simurgh pregunta qué hacemos con o contra los pájaros, es decir con nosotros.

Un clásico de la ornitología contemporánea interroga en su título Where have all the birds gone? (*) ¿Adónde se han ido todos los pájaros? Allí mismo irán todos los seres humanos.


Otro es el paradigma, otro el modo de saber y acercarse que proponen la poesía y de la música. Por definición, este modo excluye lo exhaustivo, puesto que la fuente de la poética es el misterio presente. Y no puede ser tanatológico, porque procede precisamente de manera inversa: comienza por la vida y por el conjunto, para poder acceder a las partículas; sin la especie o la bandada no entenderíamos a ese pájaro solitario; sin Simurgh, el individuo perdería lo más preciado, su travesía; la suma de sus plumas y huesos no lo constituye.

La visión poética hizo que Guillermo Enrique Hudson entendiera a los pájaros de un modo más integral, superando el modelo corriente en su tiempo. Los mismos pájaros que observó Peters siguen volando y cantando por aquí. También los que describió Hudson en la zona de Patagones y Viedma siguen habitando las mimas tierras, las mismas orillas y a veces hasta los mismos montes.



No sé si he encontrado así una prueba para mi prejuicio de que las aves son eternas. O al menos, más perdurables que los hombres. Quizás los pájaros se presten a ese mito de la perdurabilidad, porque encarnan la poesía, el viaje y la música: tres constantes del género humano y de nuestros procesos de individuación, de iniciación y esclarecimiento. Al borde de lo inexplicable, sigue viviente el misterio de la música. Tan débil como parece… Sin embargo puede que todavía estemos escuchando en el flamenco actual las melodías que las danzarinas gaditanas acompañaban con castañuelas en tiempos de Plinio; y que en la bola suriana estén danzando toltecas y mexicas.

Como lo supo y lo dijo Borges en "El Tango":

“Hecho de polvo y tiempo, el hombre dura

menos que la liviana melodia,

que sólo es tiempo”


Y como los pájaros son melodía, ellos y quienes los aman perduran, a pesar y aprovechándose de los ornitólogos. Me incluyo en esa bandada.


(*) Terborgh, J. Where have all the birds gone? Essays on the Biology and Conservation of Birds That Migrate to the American Tropics. New Jersey, Princeton University Press, 1989

martes, 17 de marzo de 2009

La escritura es el oficio de Hécate



Hécate la triple y las Kárites (las Gracias). Estatua griega del siglo III a. C., gliptoteca de Munich.

La escritura es el oficio de Hécate
En el país-feria de la identidad… y de La Salada

Pero qué buscan con tanto afán, qué buscan… Dicen que en la feria trucha de La Salada gastan unos diez mil millones de pesos por año. Cifra tan mentirosa como cualquiera, porque desde tiempos de la Colonia toda estadística en estas tierras es hemipléjica o... tuntunológica – basada en el viejo paradigma del tuntún. ¿Cómo se pueden dar cifras ciertas del contrabando? Pero en fin: millón más, millón menos, este es el lugar comercial más frecuentado de Argentina. Allá atrás quedó Coto.

Quiénes son los que compran, por qué… Miro las fotos de la Feria: la clientela es mayormente de “clase media”: pequeña burguesía. ¿Qué van a comprar ahí? Porque ropa o zapatillas baratas se consiguen en muchos lugares; tiendas de bolivianos emprendedores, las hay por todos lados. Parece que el atractivo es la combinación de precios bajos y marcas reconocidas.

De marca. Se dice: zapatilla de marca, remera de marca. “De marca” significa “distinguido”: es distinto de los de uso común, lleva un sello que lo diferencia. Y al comprarlo sentirán que esta diferenciación de la pilcha o la zapatilla se transfiere a ellos.

Del mismo modo se piensa la individualidad, la “identidad”. El ser uno mismo, como persona o como sociedad, pasa a ser cuestión de marcas adquiridas. Hay una búsqueda afanosa, una compra omnívora, una persecución insaciable de “identidad”. Como de quien dijera: “Por favor, véndanme algo que me distinga; algo que me haga creer a la vez que (a) no soy como todos los demás, y (b) que sí soy como algunos pocos.” Se adquieren galerías de retratos de antepasados ajenos envasados en marcos ovales, con bigotes manubrio y rodete; antigüedades fictas, gustos particulares (“a mí no me traigas eso”), lugares únicos, vinos que sólo yo me sé, comidas en restoranes temáticos. El propio cuerpo llega a ser marcado por este afán, cuando al hermoso tatuaje con fines estéticos lo sustituye o lo subyace algo más fuerte: hago marcar mi cuerpo, le escribo nombres y lemas para distinguirlo de todos los otros, como el tonto del cuento que tenía que dormir en una posada, y se ató un globo al pie para reconocerse al despertar a la mañana.

Tanta adquisición para tener identidad, es una carrera hacia lo imposible. Siempre habrá alguien más, muchos más, con las mismas o parecidas marcas. En el mismo cuento, un pícaro se despierta antes que el tonto, se ata el globo a su propio pie, y cuando el tonto despierta queda despavorido: cree que ya no puede saber quién era. "Si tú eres yo, entonces por favor díganme quién soy yo", grita.

El poder económico y político estampan y aprovechan esta ideología de la identidad en las personas. La búsqueda insaciable favorece a quienes dominan el mercado. La avidez por tener marcas lleva a que los ciudadanos compren, sin derecho a devolución, líderes más o menos “de marca”.

¿Se podría volver a pensar esto de la “identidad”? Pensarlo con un marco distinto del marketing o del poder.

Se habla de “identidad” como un valor adquirido y adquirible; pero ¿existe algo, alguien idéntico a sí mismo? Para que sean idénticos, tienen que ser dos. ¿Hay, puede haber una igualdad de uno con uno, una convertibilidad personal sin fisuras? Si tanto se postula este ser idéntico a sí mismo, ¿no es porque se siente, se teme o se supone duplicidad? Si digo que quiero ser yo mismo, ¿no será porque me siento otro?

Y más preguntas. ¿De veras uno es más uno, cuanto más se diferencia de los otros? La identidad, ¿es sólo una sustracción de todo, de todos los demás? Pero entonces, ¿qué queda? Y si de este modo se construye la visión de nuestro propio ser, ¿de qué vale que digamos que nos oponemos a la exclusión? La tenemos tejida en nuestra constitución propia.

Identidad es palabra peligrosamente cercana a “ídem” (lo mismo). Cuando se busca, se defiende, se compra todos los días la identidad, ¿se está buscando llegar a ser otro ídem? ¿Identidad es mismidad?

Y aún otra vuelta de tuerca. Este inmovilismo del “uno a uno”, conforme al cual uno tiene que ser siempre el mismo que uno mismo, ¿no supone condenarnos a la invariabilidad?

Pongamos otra concepción de la identidad; a ver cuál es más sana y vital para tiempos de borrasca de colectividades y tribus de mercado, de existencias fragilizadas por la ley de hierro de la acumulación de capitales.

Pongamos que el principio de identidad se tornara principio de entidad: soy lo que soy, somos lo que somos, por ser lo abierto a presencia, al ente. Entonces esta punzada de alfiler en el continuo, este agujerito que llamo yo, yo mismo, vale no por todo lo que no es, lo que excluye, sino porque puede ser todo. Porque, tan diminuto, empero da acceso y afloramiento a todo otro, a los otros. Y en vez de amurallar vacíos, se trata de multiplicar encrucijadas.

Este es un voto por el retorno de
Hécate. Diosa de los umbrales, de las entradas y salidas, desde y hacia la otredad; de las encrucijadas, y por ello de los partos, en los que una nueva existencia se atraviesa en el camino de lo que siempre se sucede; y deidad mujer de la magia, que conecta esto con lo otro. Diosa de la cara oscura e irresuelta de la Luna. Diosa cuya identidad consiste al menos de tres faces y tres cuerpos; no en esa ficción de unicidad, ese deseo de unidad imposible que aqueja a los insatisfechos compradores de “sí mismos”.

En el país Feria, donde cada uno anda buscando qué comprar, qué conseguir un momento antes que los otros para poder creerse uno, en el país Feria donde tanto tenderete ofrece sucedáneos, la escritura es el oficio de Hécate. Oficio: significa a la vez trabajo cercano al arte, labor que es ritual.

Ramón. Martes 17 de marzo de 2009.

martes, 10 de marzo de 2009

El Alquerque, juego y enseñanza


Tablero para jugar al Alquerque de doce, o simplemente Alquerque, o "Danza de doce hombres".

El Alquerque, juego y enseñanza


El Saber tradicional es un conocimiento entramado, no compartimentado. Cualquiera de sus componentes (saber de los sabores, de los aromas, del cuerpo, de las plantas, de la sexualidad, de la escritura, de la crónica, de la oración) está vinculado a los demás. Forman todos un plexo; su tejido apunta, como las alfombrillas de oración, en un mismo sentido, dando configuración al espacio simbólico y a la vida inmediata.

En ese conjunto armónico del Saber tradicional, los juegos son un vehículo y un capítulo del conocimiento genuino. “Entretienen” no por dispersión, sino porque apasionan, porque desafían y así enseñan; transmiten algo que no se expresa del todo en palabras. Especialmente para los chicos y jóvenes, los juegos tradicionales constituyen una escuela inconspicua de sabiduría que se expresa en recorridos, conductas, imágenes.

En “Gárgoris y Habidis”, Fernando Sánchez Dragó señala que el juego de la Oca (ave del viaje de ultratumba), como el de la Rayuela, nos transmiten la concepción de que existen varias vidas por vivir para un mismo sujeto, con la idea de las reencarnaciones, los regresos atrás, una y otra vez si es preciso, hasta acertar con el momento preciso del paso a otro plano de existencia. Una extensa serie de figuras simbólicas e iniciáticas, desde el Gualicho (Watsiltsum) y las pinturas de grecas, hasta los road movies actuales, vuelve sobre estos temas de existencia. Y quizás los juegos electrónicos más exitosos, como Mario, reiteran estas pautas.

Encontré en Internet menciones del Alquerque, un juego tradicional ya olvidado, y me pregunté si también transmite algo de la enseñanza. El alquerque es el antecesor de nuestras Damas; pude hallarlo a partir de una investigación hecha por el arqueólogo José Manuel Hidalgo, que aparece en su blog sobre juegos romanos y medievales.
Los juegos de la familia de los alquerques se practicaron en Egipto, Grecia, la Roma clásica y la Europa Medieval. Parece evidente que Alquerque es palabra de linaje arábigo. Y en efecto, fueron los árabes los que trajeron el juego y el término “Al Qircat” a la península ibérica. Lo que no sabemos, ni ellos posiblemente tampoco sabían, es el significado de “Qircat”, palabra a la que se asigna origen egipcio.

El hermanito menor de todos los alquerques es el juego que llamamos ta-te-ti, “tres en línea” cuyo nombre corriente en Europa ha sido “Danza de tres hombres”. Hay también danzas o alquerques de cinco, siete, nueve y doce hombres. En Inglaterra estos son denominados “hombres de Morris”. Y tanto en Francia como en España los nombres del juego se refieren a “los molinos”. La alusión al remolino y a la danza de hombres hacen pensar en el baile extático de los sufíes. Posiblemente el juego, de origen anterior al sufismo, y el conocimiento iniciático de los maestros sufíes, se hayan conjugado hacia el siglo X o un poco antes, en un mismo cuerpo de saber.
Supongo el siglo diez, porque fue por entonces cuando el antologista persa Abu al-Faraj de Isfahan compiló y dio a conocer, tras un trabajo de cincuenta años, el libro Kitab al Aghani, “Libro de los Cantos”, compilación de cantares tradicionales del mundo islámico, en 24 volúmenes. Allí por vez primera se nombra el Quirkat.

Las descripciones de sus distintas variedades se hallan en el libro del castellano Alfonso X El Sabio “Libros del axedrez dados et tablas” (1283). Alfonso (1221 – 1284), monarca poeta, de saber enciclopédico, era primo del emperador nigromante y erudito Federico II Hohenstaufen (1220 – 1250).
Pensando en lo dicho al comienzo de este artículo, no es de extrañar que un rey sabio considerara importante dedicar parte de su tiempo a describir y comentar los juegos.

En la foto les muestro el llamado “alquerque” a secas, jugado por dos contrincantes con doce fichas cada uno. Sus llamativas reglas (en parte recepcionadas por el Juego de Damas) invitan a suponer una enseñanza que se refiere a algo más que este solo juego.

A partir del momento en que cada contrincante ha ubicado sus fichas sobre el tablero, del modo que indica la foto, comienza la partida. En su transcurso, cada uno de los antagonistas mueve una pieza por turno. No puede dirigirlas hacia atrás, por lo que cada ficha dispone de cinco posibilidades de movimiento – salvo las que están ubicadas sobre los laterales, que sólo tienen tres posibilidades. Si en su camino hacia delante o hacia un lado encuentran en un cruce inmediato una ficha del oponente, y luego de esta un cruce de líneas vacío, deben “comerla”, saltando por sobre ella y sacándola del campo; no se puede hacer otra cosa, so pena de que el jugador distraído o bondadoso sufra la pérdida de su propia ficha. Si hay varias fichas sucesivas del color contrario alternadas con espacios libres, en un solo movimiento es posible comerlas a todas. El juego permite armar trampas: ofrecer una ficha al contrario para que la coma, y se encuentre luego en posición de perder varias de sus piezas en una sola jugada.
Por algo el alquerque ha sido llamado “juego de estrategia”. Están implícitas en su práctica algunas afirmaciones:

- se trata de un juego, es decir de una batalla – es decir, de un juego;
- necesariamente hay un oponente, aunque sólo juegues contra ti mismo;
- puedes hallarte frente a múltiples pero no infinitas opciones;
- de la decisión tomada, nunca se vuelve;
- en el campo del juego, es imposible no decidir o no luchar: la decisión omitida ocasiona castigo o pérdida;
- como en el Baghavad Gita, tienes que prestarte a dar y recibir la muerte si es preciso (y sin dejarte poseer por la batalla, como si fuera algo definitivo);
- toda decisión es kármica, debe pagar un costo inevitable.

¿Se nos quiere transmitir una estrategia aplicable a la política, la guerra o los negocios, al mundo del poder, la conquista o la riqueza? O bien estas reglas se pueden transferir a otro plano, a otra u otras búsquedas…

Cuando abordan la cuestión del remoto origen de la palabra “juego” (jocus), los filólogos dudan: viene de indoeuropeo “diu” divertirse, estar alegre… o de la raíz también indoeuropea "jak", arrojarse, lanzarse?

Menos dudas les ocasiona otra palabra, “ludus”, presente en nuestro juego del ludo y en el adjetivo “lúdico”. Esta procede de lug/leg, raíz indoeuropea que significa “dar saltos”.
Entonces las reglas del alquerque, ¿son instrucciones para que te diviertas o para que aprendas a arriesgarte, a dar el salto? Pero, ¿qué salto?

Yo me quedo con las dos etimologías. ¿Y vos?
Ramón. Martes 10 de marzo de 2009.

viernes, 6 de marzo de 2009

Les presento a la Candelaria

La Candelaria de Tenerife (Islas Canarias) réplica de la imagen aparecida en las costas del mar en el siglo XIII.
Les presento a la Candelaria

Siento un especial afecto por la Candelaria, deidad morena creadora de pueblos, compañera de reencarnaciones, mestiza y mulata de todas las etnias y culturas. Como todo verdadero amor, este nada tiene que ver con instituciones, cánones o dogmas. Es algo entre ella y yo. No importan las edades: se diría que ella, la Virgen de las Candelas, es mayor que yo; pero es mucho más joven también. Parte de este amor se me dio en Córdoba, en circunstancias que habré de contar.

Pero empezaré compartiendo lo que de ella sé.

Antes del descubrimiento de la Candelaria propiamente dicha en las islas Canarias, existieron cultos europeos de una Virgen de las Candelas, que eran herederos de las Lupercales de Roma y de la devoción de la diosa celta Birgit. En las Lupercales se encendían antorchas para acompañar una carrera ritual nocturna, gracias a la cual las mujeres adquirían fecundidad. En cuanto a Birgit o Brigit, su culto se fundió con el de la Virgen María, o bien sobrevivió disfrazada como su compañera Santa Brígida de Kildare, imprecisa virgen cuya fiesta es el 1º de febrero (sugestivamente cerca del día de la Candelaria, el 2 del mismo mes).

En una etapa siguiente, a partir del siglo XIV-XV, esa Virgen del mes de febrero, mes de purificaciones y regreso de la fecundidad, que ya estaba en el cruce y la mezcla de componentes culturales semíticos, celtas y latinos, pasó a ser el núcleo de un culto afroamericano, de gran vitalidad, fruto del sincretismo con la deidad yoruba Yemanyá. Símbolos de Yemanyá son la luna, las aguas del mar, la concha…Se los suele hallar en las imágenes de la Virgen cristiana.

El paso hacia la nueva devoción se dió en las islas Canarias. Allí, en cercanías de Tenerife, hacia el año 1400 se veían luces en la noche, sobre las aguas del mar. Y un 2 de febrero se produjo una aparición de la imagen de una señora, que suscitó el temor de los rebaños y, tras algunos desentendimientos, fue reconocida como entidad sagrada por el rey de la isla. Cuando Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle conquistaron la isla, concedida por el rey de Castilla, encontraron esta imagen, cuyo culto fue luego llevado a España.

Volviendo sobre Yemanyá: esta deidad, semejante a Afrodita, es reverenciada el 2 de febrero, el mismo día de la Candelaria, en Brasil, Uruguay y Argentina. Un momento central de su culto es el envío de candelas, luces encendidas sobre barquichuelos que se envían hacia el mar, con ofrendas destinadas a la propia Yemanyá o, en la polisemia del mito, a aquellos que hemos amado y ya no están. Las luces de la Candelaria “cristiana” proceden de estas.

Las Islas Canarias, punto geográfico y cultural intermedio entre Europa, África y América, fueron significan entonces un momento y un lugar clave en la construcción (o la epifanía) de la figura de la Candelaria. Tenerife sigue siendo una etapa ineludible en el camino de al oeste de la “morenita” Señora de las Candelas.

La familia de Candelaria y un proyecto multicultural

A veces bajo distintos nombres, las vírgenes de la “familia” de la Candelaria presentan caracteres comunes:

- son con frecuencia “Vírgenes fundadoras”, es decir, deidades tutelares o paladiones de entidades políticas nacientes;
- hay entre ellas imágenes de color oscuro, “negras” o “morenitas”;
- “aparecen” como imagen milagrosa; no llega a un pueblo la idea o la iniciativa de su culto, sino el objeto material que las figura, objeto de incierto origen;
- la aparición de la imagen se produce en lugares desolados, en el mundo rural; allí se presenta a alguna persona humide (pastor, siervo, labriego, indias);
- rechazada por el clero y los señores al principio, o sometida a intentos de traslado, la imagen finalmente impone su preferencia por el lugar donde ha aparecido, que con el tiempo se constituirá en centro de su devoción y sede de un santuario;
- la imagen mantiene una relación particular con los animales. Las bestias de carga se detienen con ella a cuestas en el lugar elegido por la Virgen, y pese al castigo no siguen su marcha; los animales silvestres o domesticados reverencian a la imagen, y cuando se acercan a ella, sanan o prosperan;
- no siempre el Niño divino está en sus brazos; a veces parece haber sido agregado, y no merecer mayor atención de la Madre.

Se atribuyen sus apariciones, y la subsiguiente formación de centros ceremoniales, al proyecto de un cristianismo multicultural, que favoreció el sincretismo y la integración de poblaciones, y aspiraba a un encuentro con los pueblos eslavos primero, y luego con la cultura árabe y las africanas. Tal proyecto parece haber sido diseñado por Bernardo de Clairvaux, y ejecutado parcialmente por los caballeros templarios; y luego heredado por alguna o algunas órdenes de caballeros o de frailes. La incorporación de los ex templarios a esas instituciones después de 1312 (año de supresión de la orden del Temple), así como la continuidad de sus vidas en España, da pie a esa suposición. Hospitalarios, caballeros de Santiago, de Calatrava, Montesa, jesuitas, franciscanos, aparecen vinculados a las Candelarias. La aparición de las "Vírgenes Negras" en la Europa occidental y oriental del siglo XIII respondería a esta propuesta de cristianismo integrador. Y las epifanías de la Candelaria, bajo esta u otras advocaciones, supondría la continuidad de ese proyecto, en otro suelo, con nuevas etnias a las que se procuraba integrar, y mediante nuevos actores políticos - religiosos.

Las Vírgenes de Copacabana y Guadalupe

Ya no existía el Temple cuando los españoles desembarcaron en América. Pero sí vinieron las Vírgenes de la familia Candelaria, y son fundadoras de ciudades, patronas de nacionalidades en ciernes. Lo es la Virgen de Copacabana, festejada el 2 de febrero, patrona de Bolivia; ella gestó en tiempos coloniales la unidad de las dos mitades de una población indígena; y siendo obra de un príncipe inca (Titu Yupanqui), recibió la devoción de los europeos y criollos junto a la de los aymaras.
Parecido papel sincrético y de conciliación política vino a desempeñar la Virgen de Guadalupe; su imagen, encontrada por el indígena Juan Diego en 1531, era capaz de hablar tanto en náhuatl como en castellano; sus antecesoras se encuentran en Cáceres, antigua encomienda templaria… y en Gomera, Islas Canarias, tierra de un carnaval orgiástico donde la invocan: Virgen de Guadalupe, / morenita agraciada, / todo tu pueblo te aclama / Gomera de Punta Llana.

El 13 del “mariano” mes de noviembre es su día. La razón de esta fecha se vincula con el cumplimiento de un lapso de nueve lunas contadas a partir de las fiestas de la Candelaria, a comienzos de febrero.
Así como estuvo en la fundación del México colonial, la Virgen de Guadalupe participó con el cura Morelos en la fundación de la independencia mexicana. Capturado por los realistas, Morelos fue condenado a muerte por la Inquisición: una de las causas de la condena fue haber invocado a esta Virgen. Pero esta nueva asociación de la Virgen con los patriotas, entre los cuales alguno tomó su nombre, terminó por vencer a los coloniales.

En el artículo siguiente comentamos algunas de las apariciones y devociones populares de la Candelaria en Argentina.
Ramón Minieri. Marzo de 2009.

La Candelaria y su familia en la Argentina

La Virgen del Valle, atezada hermana gemela de la de Luján.

La Candelaria y su familia en la Argentina

Encontramos a la Candelaria bajo el traje de la Virgen de Luján (presente en la fundación mágico-simbólica de la Argentina). La imagen “quiso quedarse” donde hoy está; y le obedecieron los bueyes antes que los hombres. Antes de ser declarada patrona de la Argentina, se la llamaba “la patroncita morena”. Fue un nudo simbólico integrador de distintas poblaciones y sectores sociales: estancieros, peones mestizos… y negros como Manuel Cabo Verde, oriundo de ese archipiélago que hace etapa entre África y América, y servidor de la imagen hasta su muerte. La Virgen no tiene en brazos al Niño. Se la venera el 8 de mayo, día de su aparición, y el 8 de diciembre (día de la Inmaculada Concepción). En 1806, fue partícipe de los inicios de una nueva construcción política, la Argentina independiente. Primero los gauchos de la tropa de Pueyrredón, y luego el reconquistador Liniers y sus tropas, se identificaron con ella. Esa relación ha dado lugar a que se postule un vínculo directo entre los colores de esta imagen y los de la cocarda argentina. Volveremos sobre esta temática, así como sobre los significados simbólicos de Luján (relacionados con los términos mágicos Lucus, Lug).

Quién sabe si es de la familia la Virgen de la Consolación de Sumampa, que venía en la misma carreta que la Candelaria pero siguió camino hacia el destino original en Santiago del Estero; esta, de tez blanca, sí lleva a su criatura en brazos; la imagen connota una fuerte integración entre ambos.

En cambio la Virgen del Valle (de Choya, Catamarca) parece la verdadera gemela de la de Luján. Su hallazgo se produjo también a comienzos del siglo XVII (1618-1620); y se la venera también el 8 de diciembre. Es morenita, y así se la llama desde aquellos días en que la hallaron las indias de una encomienda en una gruta del campo.

La simultaneidad de estas apariciones milagrosas permite suponer una política simbólica orientada a establecer imágenes sincréticas y fundantes de comunidades indianas entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII.

Aunque de instalación más reciente, la Virgen de la Carrodilla, importada a Cuyo en el siglo XVIII, procede a su vez de una imagen aragonesa cuya aparición y caracteres en 1250 la aproximan a las Candelarias. Su día se ubica entre el 20 y el 28 de febrero - una negociación entre la fecha de la Candelaria y el momento de la vendimia.

La Candelaria y los pueblos. Desde Maimará hasta la Villa 31.

La Candelaria ha sido y es una devoción de fuerte arraigo y gran vitalidad en el centro y noroeste de la Argentina. Se la venera como patrona y protectora de sus fieles en Maimará; en Humahuaca; en Santa María, provincia de Catamarca; y en muchas otras localidades de la región.

En plena ciudad de Buenos Aires, y por iniciativa de inmigrantes bolivianos, la Villa 31 la homenajea con una procesión callejera y un festival semejantes al culto afroamericano más tradicional. Y hay algún rasgo de Candelaria en otra fundadora muy reciente: la Virgen Misionera de Río Negro, la “negrita”.

Oración, carnaval y consecuencias. Los Candelarios. San Antonio y el hinduismo.

La devoción de la Candelaria ha estado presente y vivaz en Córdoba, al menos desde los tiempos de la llegada de los jesuitas. Una de sus estancias, nacida en la segunda mitad del siglo XVII, lleva este nombre.

En los pueblos de la sierra cordobesa los festejos de la Candelaria comenzaban el 1º de febrero y se prolongaban hasta el 10 del mismo mes. Luego de las celebraciones piadosas (novenario con rezos para cada día, misas, rosarios) en cada jornada había comidas, bailes y diversiones que se prolongaban hasta la madrugada. El festejo podía estar asociado a su paredro San Antonio, patrono de las bestias de labranza, a las que se adornaba y se llevaba en procesión. Está implícita una concepción de los animales como seres espirituales, capaces de reconocer a la Virgen y rendir culto. ¿Almas reencarnadas?

La fiesta nocturna era completa. Niños que a menudo recibirían el nombre de Candelario o Candelaria iban a nacer en noviembre, justo a los nueve meses de la fiesta de la Virgen.

Posiblemente los festejos de la Candelaria se hayan visto fortalecidos por la presencia de afroamericanos en la región – aquellos que habían trabajado en las estancias jesuíticas, y que huyeron buscando la libertad, cuando los frailes fueron extrañados y se suprimió la Orden en 1767.

Por comparación, resultan desteñidas las devociones del porteño barrio de clase media de Floresta de reciente instalación (1903), y a las que concurrió alguna vez el Cardenal Bergoglio. La documentación oficial presenta a la Luz, de la que es Señora la Virgen Morena, como iluminación para lo dogmático y lo establecido. Poco o nada parece quedar de aquellas luces que nos comunicaban con el otro mundo, acompañando las ofrendas que el mar llevaba hacia lo oscuro.

En Córdoba fue donde conocí más de cerca y empecé a querer a la Candelaria. En Icho Cruz funciona “Pueblo Grande”, una entidad que trabaja con los pobladores en el desarrollo cultural y social. Allí fui en el año 2001 a ofrecer un “Taller de la Memoria” – esto es, un espacio de encuentro y de trabajo para recopilar la historia que permanece en la memoria colectiva. El grupo que impulsa el emprendimiento, generado por la maestra Mercedes González, aceptó la idea. Y comenzamos a reunirnos, a buscar pistas de los procesos históricos y las transformaciones de esa zona, desde los tiempos en que era parte de la estancia jesuita de Alta Gracia.

En las entrevistas con las personas mayores apareció el recuerdo y la añoranza de los festejos de la Candelaria, que se venían celebrando, según nos decían, desde tiempos inmemoriales: “desde los abuelos de los abuelos, cuando menos” era la frase. Comenzaban el 2 de febrero y seguían hasta el 10 del mismo mes. Se recordaban los momentos de oración y piedad, las procesiones, la participación de los animales; y también la alternancia con las noches de fiesta, buena comida, bebida, guitarreo y baile hasta la madrugada.

Parte de la fiesta era la presentación de los burros nuevos, los que habían nacido durante el año; se los llevaba enjaezados a la procesión. La comida predilecta era la chanfaina, en la que predominan los menudos y la sangre del cordero o del cabrito. La relación con el “hinduista” San Antonio se expresaba en el hecho de que el lugar de los festejos era la iglesia parroquial de San Antonio de Arredondo; esta localidad se encuentra entre Icho Cruz y Villa Carlos Paz, sobre el mismo camino que tradicionalmente lleva hacia las Altas Cumbres.

Cuando preguntábamos por qué ya no se realizaban estos festejos en la actualidad, la respuesta era que los propios curas de la parroquia buscaron desalentarlos, desde comienzos de la década de 1960. Y como los “padrecitos” no convocaban a los fieles para formar la Comisión que cada año organizaba la fiesta, estos desistieron de hacerla por cuenta propia – lo que sin duda habría generado un conflicto con los clérigos, algo que la población no podía ni quería afrontar.

¿Por qué este abandono oficial, esta especie de arrinconamiento? Lo discutimos en el próximo artículo.

La Candelaria sustituida. Una operación simbólica de la Iglesia Católica en Argentina.


Tradicionales "rosquitas de Candelaria", hechas para su fiesta. Se observan las "marcas de San Antonio" - las mismas que tradicionalmente se hacían en el reverso del pan.




Operaciones simbólicas de la Iglesia. Instauración, absorción, eliminación, sustitución.

La instauración, y la incorporación a la Inmaculada


Queda dicho que la secuencia temporal o la contemporaneidad en la “aparición” de las imágenes de la Virgen de las Candelas u otras de su familia, así como la similitud de los relatos, permite suponer una orientación de acciones simbólicas coincidente hacia ciertos objetivos.

La operación simbólica de la instauración abarca desde el siglo XIII en Europa y fin del mismo en Canarias, hasta el siglo XVII en la América española.

La etapa subsiguiente es la reabsorción de esta devoción bajo una nueva figura. El mismo San Bernardo de Clairvaux, que posiblemente haya estado relacionado con la etapa de instauración, había comenzado a defender la idea de que la Virgen había sido engendrada sin pecado original. Esta idea generó imágenes y oraciones dirigidas a la Inmaculada Concepción. De hecho, las Candelarias fundadoras de América se vinculan a esa advocación. Aunque recién fue promulgada como dogma por el papado en 1854, la Inmaculada Concepción constituyó una devoción oficial de la Corona española, desde el siglo XVII. Las Vírgenes patronas y fundadoras nacieron asimiladas o se fueron asimilando con esta advocación.

Eliminación y sustitución

Más arriba señalaba que, según los testimonios orales, el festejo de la Candelaria en San Antonio de Arredondo fue desalentado por los curas en la década de 1960. Luego encontré datos similares en relación con otros cultos populares, que fueron silenciosamente abandonados en esos años. Procesiones, devociones de barrio o caserío, rituales de curación o propiciación, quedaron en un cono de penumbra hasta desaparecer.

A ver por qué.

La Iglesia y las tradiciones.

¿Que la Iglesia Católica es tradicionalista? Esa afirmación me parece tan errónea como decir que el conservadorismo es reaccionario. Los más genuinos conservas suelen ser, cuando menos, anarquistas. Y en cuanto a las tradiciones populares, las jerarquías eclesiásticas, que administran al pueblo pero no son parte de él, las miran de reojo. Las aceptan, no las promueven ni acompañan su traspaso a nuevas generaciones.

Es que la tradición es orejana. Tiene su propio arraigo en la vida de los pueblos, y por eso no es maleable, no responde al canon dogmático, se reproduce sin la mediación de jerarquías y ministerios institucionalizados. De ahí que resulte inaceptable para los órdenes constituidos. Agréguese que en toda devoción o arte tradicional despunta un dejo carnavalesco de ironía, de burla al poder (incluído, como no, el eclesiástico) o de soltura orgiástica, y están dichos los motivos para que lo tradicional sea calladamente prontuariado como subversivo. Por eso la Iglesia oficial ha sido y es enemiga de los cultos tradicionales, aunque a veces deba disimularlo.

La sustitución de algunas invocaciones “antiguas” de la Virgen y de algunos santos por otras más modernas, responde a una política simbólica de larga data: se trata de suprimir esa “subversión” que entraña lo tradicional. En su momento la Iglesia asimiló y desplazó a las deidades del paganismo grecolatino; luego, a las de los pueblos americanos y africanos; y en todo momento, a quienes intentaron entender y vivir el cristianismo por caminos ajenos a los que marcaba y administraba la jerarquía. Hoy prosigue su ofensiva de disgregación de los cultos que actualizan por momentos esos contenidos tradicionales, y con ellos la utopía cristiana sincrética.

Nuevas vírgenes, más civilizadas y menos mezcladas con la carne y la sangre de los pueblos, han llegado para desplazar a las morochas tradicionales. La de Schoenstatt, imagen alemana instalada en su país de origen en 1915, copa la banca de la fiesta de la Inmaculada, el 8 de diciembre. Y con ella viene de importación una pauta organizativa europea, muy distante y distinta de las comisiones de pobladores que organizaban la fiesta de la Candelaria. Me sigo preguntando cuánto hay de casual en que el primero centro de este culto se sitúe en Florencio Varela, donde hubo una importante colonia alemana… y estuvieron internados oficiales del Graf Spee, que colaboraron en operaciones de inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial.

Otro culto en auge es el de la Virgen de San Nicolás, con rasgos de dama de clase media blanca argentina. Su aparición en 1983 y su instalación mediática e institucional a partir de entonces, la posicionan como otra “fundadora”, sin rasgos que entren en conflicto con la jerarquía. Curas y obispos han sido esta vez los promotores del culto, y ya no indios, africanos, mestizos o mulatos. El agua del santuario es codiciada por los fieles, que le atribuyen virtudes curativas. Para no ser menos en materia de relaciones exteriores o de turismo internacional, en el año 2001 las jerarquías planearon el viaje de una imagen réplica por vía marítima hacia Roma. Allí la imagen sería bendecida por el papa Juan Pablo II, y luego regresaría a la Argentina, en un viaje que la llevaría a recibir el saludo de sus fieles en distintas ciudades. El viaje en el buque Costa Allegra se vio empañado porque alguien aprovechó para deslizar algunos kilos de cocaína, que fueron detectados por la Prefectura Naval.

Otra devoción recientemente importada es la Virgen Desatanudos. Mucho más distinguido es nombrarla en alemán. La importación moderna viene de ahí, no de países latinoamericanos ni africanos. Parece que las vírgenes más eficaces nos vienen de Alemania, ¿por qué será? Dice el sitio oficial: "el nombre de Ntra. Sra. Knotenloserin ("la que desata los nudos") cuya imagen se venera en la iglesia de Saint Peter am Perlach en Ausburgo (Alemania), se refiere a la mediación maternal de la Virgen para resolver la maraña de nuestras dificultades. Probablemente fue pintada hacia el 1700. Quien mira este cuadro por primera vez queda sorprendido por lo extraordinario del motivo pictórico. No se trata de una pintura de la "Madonna" o de la madre con su hijo."

Por lo visto, la devota que esto opina nunca ha oído hablar de la “tradicional” Virgen de la Merced, ni ha visto su imagen de fuerte énfasis liberador. Convengamos además que traer de la Alemania moderna una imagen protectora de la libertad... sería como que Argentina exporte Vírgenes contra la inflación.

Pero ahora entiendo. Se trata de sustituir. No seguir con una virgen morena que se aparece por acá cerca a labriegos y pastores humildes, y que da lugar a batucadas, sino presentar una imagen que pudo ser observada por alguien que viajó a Alemania y se la trajo... en 1996. Precisamente cuando ya reelegidos CSM y Cavallo, seguía en vigencia el "uno a uno", que tanto favoreció el turismo internacional de los argentinos. Y la trajeron a una zona de countries y viviendas coquetas, el Talar de Pacheco, donde se la reverencia en la parroquia de San José. Las nuevas vírgenes tienen esto en común: hay que ir a buscarlas al primer mundo, adonde no cualquiera puede comprar pasaje o conseguir visa de ingreso; marcan la distinción de una clase en menguante; y hay que instalarlas lejos del pobrerío. La otra virtud de estas imágenes, es que se dejan administrar desde un comienzo por párrocos y obispos. La Desatanudos ha sido llamada alguna vez De Sotanudos. Nada de aquellas feas luchas en que la Morenita imponía su voluntad a pesar de los traslados impuestos por estancieros, curas y prelados.
Estas nuevas y pálidas vírgenes germánicas de cerámica reflejan el mal llamado buen gusto de la pequeña burguesía importadora católica argentina, sector social al que también pertenece su exigua clerigalla. Tardíamente, la Iglesia toma distancia de los cultos populares y se arrima a un sector social en extinción, sector que está sumergiéndose en un pueblo cada vez más, y más felizmente, mestizo y mulato, cada vez más latinoamericano.

Esto lo digo porque en ciertos temas soy conservador, es decir, porque soy anarquista. Y porque no cambio diez vírgenes alemanas por una sola Candelaria. Sigo prefiriendo a la Señora de las Candelas que se cierne sobre las aguas del mar, aquí como en Brasil, donde le rezan la canción de amor y nostalgia de Romildo y Toninho; la morena que siendo virgen pare pueblos y naciones; a la que preside fiestas donde el espíritu está encarnado; esa de las luces que nos conectan con el trasmundo; la señora del mar y del fuego, opuestos que son uno en la vibración y la potencia del mito y del rito, que nos une con la magia de los lugares y de las criaturas del universo.

Ramón Minieri - Marzo de 2009