martes, 28 de julio de 2009

Canciones de poder, 2. Las cerezas son de izquierda.


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Las cerezas son de izquierda


No me imagino a un grupo de choque fascista, o a los señores de la Rural, blandiendo a las cerezas como emblema de su causa. Alguna lógica transrracional e inexorable dicta que la fruta radiante y roja sea símbolo de la izquierda. Y no un símbolo entre tantos otros, sino el símbolo más reconocido: aquel que identifica y reúne a todos los militantes y simpatizantes de las mil corrientes políticas de esa orientación.

Le Temps des cerises es la canción representativa de las izquierdas francesas. Se la suele asociar a la revolución socialista de la Comuna de París, de 1871. Pero en realidad fue compuesta años antes de ese movimiento, en 1866 (cuando aún reinaba el emperador Napoleón III « el pequeño »). La letra fue escrita por Jean-Baptiste Clément, y la música por Antoine Renard.

El sabor de la cereza no se transmite mediante descripciones. Hay que comerla para “saber” (un verbo que significó en su origen “saborear”). Aquí va la letra, como la cantó Yves Montand, y un intento de traducirla:

Le temps des cerises, en su idioma original

Quand nous chanterons le temps des cerises
Et gai rossignol et merle moqueur
Seront tous en fête
Les belles auront la folie en tête
Et les amoureux du soleil au cœur
Quand nous chanterons le temps des cerises
Sifflera bien mieux le merle moqueur

Mais il est bien court le temps des cerises
Où l'on s'en va deux cueillir en rêvant
Des pendants d'oreilles
Cerises d'amour aux robes pareilles
Tombant sous la feuille en gouttes de sang
Mais il est bien court le temps des cerises
Pendants de corail qu'on cueille en rêvant

Quand vous en serez au temps des cerises
Si vous avez peur des chagrins d'amour
Evitez les belles
Moi qui ne crains pas les peines cruelles
Je ne vivrai pas sans souffrir un jour
Quand vous en serez au temps des cerises
Vous aurez aussi des peines d'amour

J'aimerai toujours le temps des cerises
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
Une plaie ouverte
Et Dame Fortune, en m'étant offerte
Ne saura jamais calmer ma douleur
J'aimerai toujours le temps des cerises
Et le souvenir que je garde au cœur

Un intento de traducción al castellano

Cuando cantemos en el tiempo de las cerezas
y del alegre ruiseñor y del mirlo burlón,
todos estarán de fiesta.
Las bellas tendrán la locura en la cabeza,
y los enamorados el sol en el corazón.
Cuando cantemos en el tiempo de las cerezas
silbará mucho mejor el mirlo burlón.

Pero es muy corto el tiempo de las cerezas;
adónde se va, soñando, a recoger
dos pendientes para las orejas…
Cerezas de amor con los vestidos iguales
cayendo sobre la hoja, gotas de sangre.
Pero es muy corto el tiempo de las cerezas,
pendientes de coral que se recogen en sueños.

Cuando estés en el tiempo de las cerezas,
si tienes miedo de sufrir penas de amor
evita a las bellas.
Yo que no temo las penas crueles,
aceptaré sufrir un día en mi vida.
Cuando estés allí en el tiempo de las cerezas
también tú tendrás penas de amor.

Yo siempre amaré el tiempo de las cerezas;
es de aquel tiempo que guardo en el corazón
una herida abierta;
y la diosa Fortuna, que se me ofrece,
jamás sabrá calmar mi dolor.
Siempre amaré el tiempo de las cerezas
y el recuerdo que guardo en el corazón.

El tiempo, la irrupción, la aceptación del riesgo, del dolor que viene aparejado al amor… la canción, toda ella, habla muy seriamente de política.

Hay varias interpretaciones disponibles en la red: las melódicas de Yves Montand, de Yves Scheer, la romántica de Nana Moskouri con Charles Aznavour, la versión rock de Noir Desir… Yo elijo dos: la de Georgette Lemaire, que me transmite una melancólica alegría y un toque de dolor; y la de Jean Jacques Genoux, que canta como un viejo obrero y militante.

Caro lector, si aún no había escuchado esta canción, le aconsejo hacerlo al menos una vez en la vida. Ese momento será también su "tiempo de las cerezas".

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