viernes, 14 de agosto de 2009

Amigos


...


Todas las mañanas ella, la imponente, viene hasta la puerta de la casa del petisín. Hay entre ellos una amistad que está más allá de las palabras y de los gestos. Simplemente él sale, se sientan uno cerca de la otra, y miran callada y calmosamente los autos y la gente que pasa. Así pasan las horas. Al verlos, recuerdo que alguna vez se ha dicho que el silencio compartido es posible sólo en esas relaciones de profunda y duradera confianza.

Nunca los escuché ladrar. Tampoco he visto que se miren entre sí. Pero cuando ella está encaminándose hacia la casa del amigo, desde media cuadra antes se la ve mover la cola, como anticipando el feliz encuentro.

Guillermo Enrique Hudson se extasiaba contemplando las conductas de los animales que no respondían a ninguna explicación utilitaria. Como por ejemplo, las danzas en círculo de algunos pájaros en la playa, o el vuelo ambicioso y altísimo del chajá. Él habría disfrutado conociendo a estos amigos silenciosos.

...

miércoles, 12 de agosto de 2009

Da Vinci, André Bretón, y una demolición en calle Echeverría


...

Hace años leí en una página de Leonardo da Vinci:


Los escupitajos, las manchas en una vieja pared, pueden figurar bellos países, cielos, nubes, animales fantásticos, follajes y todo tipo de invenciones.

Algo parecido hallé después en un escrito de André Breton:

Uno debería contemplar con atención las manchas de un escupitajo seco o en la superficie de una vieja pared hasta que el ojo pueda distinguir un mundo alternativo.

Siento como un regalo en medio de la desolación, armonías como la que comparto en esta foto. Apareció en una demolición en una calleja de mi pueblo.

Esta armonía no estaría allí sin Leonardo, sin André Breton.

A ellos, a los poetas les debemos todo alivio en la congoja.