miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lili Campazzo y “Escrito sobre un vidrio”


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Escribir sobre un vidrio, supone que el cristal esté empañado. Que hace más frío del lado de afuera. Supone que uno acepta de entrada la precariedad, la escasa duración. Supone que, aunque borrosamente, la imagen de quien escribe está en lo escrito, ante o tras lo escrito. Todo eso me dice Lili, ya desde el título, y después en cada página.

Estas poesías de Lili Campazzo me dejan boqueando por su brevedad interna – un destello, una fulguración. Simulan ser pequeñas, son feroces, mordiscos de otra mirada sobre lo que creía ya visto.

Para compartirlas, elijo tan sólo tres, y las más breves, en un volumen que se hace sentir en cada una de sus 47 páginas. La última me impresiona por su música, que se derrumba como un final de cante jondo.


XI

Los vecinos no saben leer estas ventanas.

XII

Que todo el mundo
sea la sombra del silencio.

VIII

Por eso escribo en las ventanas
Para que nada dure
Para que nada.
...

4 comentarios:

Bruno Di Benedetto dijo...

Para mí hay una sola prueba de que un poema es bueno: cuando genera otro poema.

Y éste es el caso, Ramón, aunque hayas ocultado generosamente tu poesía detrás de este comentario.

Eso es hacer magia!

Liliana: Maga propiciante, en este caso.

Bruno Di Benedetto dijo...

Y ya que estamos: los proverbios del Simurgh son una delicia, pero una delicia para las que hay que tener dientes, y lengua, y estómago preparado a digerir. Algún día me gustaría que me hables de tus lecturas sufis. Abrazo.

Ramón Minieri dijo...

¡Bruno! ¡Querido amigo, y poeta pero tan poeta! Me alegró enormemente encontrar tu palabra y tus lúcidas reflexiones aquí. ¡Gracias! Ya encontraremos oportunidad para conversar de esas lecturas, será otra honda alegría poder compartirlas. Abrazo.

Ramón.

Y por cierto, qué maga es Liliana. Algún griego o latino habría dicho "medium" - quien conecta lo habitual con los númenes.

Ramón Minieri dijo...
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