En el diario "Río Negro" del domingo 17 de agosto aparece la noticia que copié al pie. El busto de quien en vida fuera don Manuel R. Novillo, descubridor del yacimiento ferrífero de Sierra Grande e impulsor de su aprovechamiento... no era de don Manuel R. Novillo.
Sería interesante conocer la historia del busto apócrifo. Qué apremiado funcionario o miembro de la comisión de la Biblioteca compró ese producto, para satisfacer una demanda social "por favor hágalo rápido, porque tenemos encima la fecha del aniversario" ; y quién optó por la vía fácil para resolver el pedido "Ma sí, dale... total esta altura, qué saben qué cara tenía el viejo"...
Y qué momento el de la revelación, cuando las hijas del prócer prorrumpieron en un "¡Pero ese no es papá!"
Hay más de un caso parecido, en nuestra región al menos. El busto "de San Martín" que prestigia el boulevard del Libertador en La Adela (La Pampa) retrata en realidad las facciones de Carlos M. de Alvear. Y el "Coronel Estomba" de un monumental retrato al óleo que le habían vendido a la Municipalidad de Bahía Blanca era en realidad un mariscal napoleónico, cuyo retrato copió algún artista oportunista.
El suceso invita a revisar más de una idea aceptada.
Por una parte, qué consumidores de próceres somos - solamente o especialmente los argentinos, o también otros pueblos? La gente busca figuras señeras como sea; y como la oferta no crece, hay que inventar un poco, o generar sustitutos para adecuarse a la demanda. De paso, la oportunidad es propicia para que alguien se lleve esa pintura o esa estatuilla que no hallaba comprador. La lógica sería: "Querés un prócer, ahí tenés un prócer".
Por otra parte, ¿cuántos "venerados" serán o habrán sido realmente como aquellos a los que creemos venerar? Las investigaciones que llevan a revisar la identidad y el comportamiento de los próceres, borronean y desmienten más de una de sus imágenes heredadas. Se susurra por ahí que José de San Martín era un mestizo, cuyo verdadero progenitor fue el mismo padre de Carlos de Alvear - por donde el "error" del busto de La Adela no lo sería tanto... Y sin susurros, sabemos que más de uno cuyo nombre ornamenta nuestras calles, no merecería tantas loas.
En fin, amigos míos, no se puede creer ni en los bustos. Ni siquiera en los de bronce.
Y adónde irá a parar ahora el Novillo que no lo era. Habría que crear el museo del fraude. (El mayor problema será cómo seleccionar las piezas que ingresan, para evitar la pronta saturación del espacio de este museo).
SIERRA GRANDE: No era el que se pensaba
El busto que por 20 años estuvo en la biblioteca popular no era de Manuel Reinero Novillo, que en la década del 40 descubrió el hierro en esta ciudad. El año pasado las hijas de Novillo estuvieron en Sierra Grande y uno de los lugares que visitaron fue la biblioteca, que lleva el nombre de su padre. Pero para su sorpresa se encontraron con un busto supuestamente del descubridor de la cuenca minera, incluso lleva una leyenda que dice "Luis Novillo", pero "ése no es papá" exclamaron las descendientes y desde allí el busto fue retirado de la sala y archivado.
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