martes, 7 de abril de 2009

Albañiles de música

Salina del Bajo del Gualicho, foto de Marcos Zimmermann.

Quise compartir con los amigos de este blog un párrafo de la novela “Diccionario Jázaro” de Milorad Pavic. Creo que al leerlo se siente la música de la sal; y el canto del viento en un lugar como el gran salitral del Gualicho. El texto es uno de los artículos del segundo diccionario de los tres que componen la novela, el llamado “Libro Verde. Fuentes islámicas sobre la cuestión jázara” y dice así:

Albañil de música. Entre los jázaros había albañiles que tallaban enormes bloques de sal y los colocaban en la ruta de los vientos. Sobre la ruta de cada uno de los cuarenta vientos jázaros (de los cuales una mitad era salada y la otra dulce) se construía un grupo de rocas saladas y cada año, cuando llegaba el período en que los vientos se renuevan, la gente se reunía en esos lugares para decidir qué albañil había compuesto la canción más bella. De hecho, los vientos en contacto con aquellas rocas, al pasar entre ellos o al peinar las aristas, tocaban cada vez una canción distinta, hasta que los bloques de sal junto con los albañiles se diluían para siempre lavados por las lluvias, azotados por las miradas de los transeúntes y lamidos por las lenguas de los carneros y bueyes.


(Me quedo pensando en los artistas y en sus obras.)

1 comentario:

badana dijo...

Que hermosa foto Ramón!. Ese oleaje salino que recuerda al mar y su sabor