Jorge Etchenique, brillante ensayista y narrador.
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El ministro promotor. Buena obra preterintencional.
Así como hay homicidios preterintencionales, hay buenas obras que se realizan más allá y aún en contra de la intención del actor.
En la historia que venimos narrando, el dislate del ministro censor ha servido como eficaz promoción para la obra de Ana Silvia Galán, Jorge Etchenique y Edgar Morisoli. Más de un compatriota que hasta hará un mes no los conocía, se sentirá ahora invitado a asomarse a sus libros. Y una vez que los transite, los hará parte de su vida y de su pensamiento.
Un antiguo dicho sostiene que “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. La concepción de un dios así de hegeliano, o así de zaino, está a mitad camino entre la religiosidad y el más crudo pragmatismo. Es como para hacernos aceptar que la deidad produce gripes, guerras, sismos y genocidios con el mejor de los fines.
Hemos recordado el dicho, al presenciar la reacción inmediata y generalizada de los escritores, pero no sólo de ellos, contra el acto de censura del ministro. Y nó sólo en Santa Rosa, ciudad que exhibe el glorioso título de ser la única que ha depuesto a un intendente fascista. Sino en todo el país. No hay mal que por bien no venga, y esta movilización colectiva y rápida ha sido la buena novedad del caso.
Ahora, volviendo a aquello de los renglones, y siguiendo el sano consejo del Mulá, "dejemos a Dios de lado por el momento". Bástenos comprobar que la cultura y la creatividad pueden escribir y obrar rectamente con ministros torcidos.
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