Comparto con ustedes una carta de lector que envié en relación con este tema:
Revista “Ñ” – Correo de lectores
Estimados:
El artículo de Slavoj Zizej que publican en la edición del 15 del corriente (“¿Por qué se equivocan los cínicos?”) es una burla al entendimiento del común.
Parece que al filósofo mediático, la lectura de Kant no le ha servido de mucho a la hora de usar la lógica más elemental. Sus argumentos para pretender que nos encamotemos con Obama son:
- que todo aquel que no se entusiasma con la victoria electoral de BO es un cínico;
- que un amigo suyo, “izquierdista estadounidense experimentado y nada propenso a engañarse”, lloró cuando se enteró de esa victoria electoral;
- que millones de personas se entusiasmaron en todo el mundo, desde Berlín a Río;
- que la victoria de BO se inscribe en la misma línea que la Revolución Francesa vista por Kant, como signo de posibilidad;
- que lo bueno de Obama es haber traído nuevas palabras a la política en EEUU;
- que no hay otras posiciones que: palabras más que hechos / vs. / hechos y no palabras. No queda lugar para los que queramos confrontar, comparar y ver cómo juegan estos dos planos;
- por consiguiente, los que queremos mirar también un poco los hechos, estamos casi haciendo “una de las cosas más estúpidas”.
No hace falta pensar mucho para rechazar estos sofismas. Uno podría decir:
- soy un izquierdista, o tengo un amigo izquierdista, quizás más experimentado que el estadounidense amigo de Zizek, y no lloré ese día;
- vivo en una ciudad que se llama también Río (Colorado, donde en 1984 hubo una manifestación de todo el pueblo para demandarle al entonces presidente que no pagara la deuda externa), y acá no he visto el entusiasmo en las calles;
- he visto entusiasmo en el mundial del ’78, y gente que se juntó en la plaza el 2 de abril de 1982, pero no creo que eso haya sido un signo de posibilidad… o sí?;
- no parece muy válido, salvo para la lógica de las ventas, el argumento “coma Obama, millones de entusiastas no pueden equivocarse”; es como el cuento aquel de las moscas;
- a veces la introducción de nuevas palabras sirve sólo para cambiarle de collar al perro, o de zanahoria al burro;
- no necesariamente los que no somos entusiastas somos cínicos; puede ser que, tras una o varias experiencias de frustraciones, dolores, engaños, en países sudacas, simplemente nos hayamos puesto cautos;
- desde esa cautela, me arrogo el derecho de mirar también los hechos y no sólo las palabras, sin aceptar por ello el rótulo de la estupidez.
Me quedo pensando cómo se fabrican estos fenómenos intelectuales tipo Zizek, izquierda conveniente por dos pesos, del que quizás se vendan muchos más libros que de Kant, aquel hombre modesto, a quien convendría leer en directo. O de Scalabrini Ortiz, por decir uno de estas latitudes.
Estimados:
El artículo de Slavoj Zizej que publican en la edición del 15 del corriente (“¿Por qué se equivocan los cínicos?”) es una burla al entendimiento del común.
Parece que al filósofo mediático, la lectura de Kant no le ha servido de mucho a la hora de usar la lógica más elemental. Sus argumentos para pretender que nos encamotemos con Obama son:
- que todo aquel que no se entusiasma con la victoria electoral de BO es un cínico;
- que un amigo suyo, “izquierdista estadounidense experimentado y nada propenso a engañarse”, lloró cuando se enteró de esa victoria electoral;
- que millones de personas se entusiasmaron en todo el mundo, desde Berlín a Río;
- que la victoria de BO se inscribe en la misma línea que la Revolución Francesa vista por Kant, como signo de posibilidad;
- que lo bueno de Obama es haber traído nuevas palabras a la política en EEUU;
- que no hay otras posiciones que: palabras más que hechos / vs. / hechos y no palabras. No queda lugar para los que queramos confrontar, comparar y ver cómo juegan estos dos planos;
- por consiguiente, los que queremos mirar también un poco los hechos, estamos casi haciendo “una de las cosas más estúpidas”.
No hace falta pensar mucho para rechazar estos sofismas. Uno podría decir:
- soy un izquierdista, o tengo un amigo izquierdista, quizás más experimentado que el estadounidense amigo de Zizek, y no lloré ese día;
- vivo en una ciudad que se llama también Río (Colorado, donde en 1984 hubo una manifestación de todo el pueblo para demandarle al entonces presidente que no pagara la deuda externa), y acá no he visto el entusiasmo en las calles;
- he visto entusiasmo en el mundial del ’78, y gente que se juntó en la plaza el 2 de abril de 1982, pero no creo que eso haya sido un signo de posibilidad… o sí?;
- no parece muy válido, salvo para la lógica de las ventas, el argumento “coma Obama, millones de entusiastas no pueden equivocarse”; es como el cuento aquel de las moscas;
- a veces la introducción de nuevas palabras sirve sólo para cambiarle de collar al perro, o de zanahoria al burro;
- no necesariamente los que no somos entusiastas somos cínicos; puede ser que, tras una o varias experiencias de frustraciones, dolores, engaños, en países sudacas, simplemente nos hayamos puesto cautos;
- desde esa cautela, me arrogo el derecho de mirar también los hechos y no sólo las palabras, sin aceptar por ello el rótulo de la estupidez.
Me quedo pensando cómo se fabrican estos fenómenos intelectuales tipo Zizek, izquierda conveniente por dos pesos, del que quizás se vendan muchos más libros que de Kant, aquel hombre modesto, a quien convendría leer en directo. O de Scalabrini Ortiz, por decir uno de estas latitudes.
Convendría también releer a Bellah Madsen, que estudió la necesidad de "corazón", de pegamento afectivo, para sostener este bichoco capitalismo tardío. Para entender de algún modo a los Corín Tellado de las elecciones USA.
Con lo precedente, no quiero tampoco ponerme en "anti Obama". Sólo se trata de sostener que, desde aquí y desde ahora, conviene observar, evaluar, y no entusiasmarse antes de tiempo.
Atentamente.
Lic. Ramón Minieri
1 comentario:
Estimado Simurgh: bienvenido su comentario, que ayuda a que pensemos desde nuestro lugar. Es un correctivo para tanto cholulismo que sueña con un salvador que nos vendrá de la Casa Blanca. Bastaría con recordar todo lo que hizo el demócrata Clinton contra los derechos sociales, la paz mundial y el medio ambiente durante su presidencia. Relean a Michael Moore (EStúpidos hombres blancos). La discusión Obama sí, Obama no, me suena a charla de los que quieren parecerse a la servidumbre que habla sobre la personalidad del nuevo amo. Gracias por su comentario.
Diógenes - cínico y a mucha honra.
PS: ¿No lo publicaron en Ñ?
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