lunes, 23 de febrero de 2009

El grillo marinero y el conquistador incierto



El grillo marinero y el conquistador incierto


Esto lo cuenta Alvar Núñez, el conquistador que no quiso serlo. Un soldado que se había alistado en su expedición delaño 1540 al Río de la Plata “venía malo con deseo de oír la música del grillo” que escuchaba en su tierra natal. Se le ocurrió entonces traerse uno a escondidas.

Durante los dos meses y medio que duró la navegación de alta mar, el pobre ortóptero habrá estado sometido a los vaivenes del barquichuelo, y sin ganas de ponerse a cantar. Las cosas cambiaron cuando la nave, sin advertirlo sus tripulantes, se acercaba, y por demás, a una costa rocosa de la isla Santa Catalina, en el actual Brasil:

aquella mañana sintió la tierra, comenzó a cantar, y la música de él recordó* a toda la gente de la nao, y vieron las peñas, que estaban a un tiro de ballesta de la nao, y comenzaron a dar voces para que echasen anclas, porque íbamos al través a dar en las peñas. Y así las echaron, y fue causa de que no nos perdiésemos; que es cierto que si el grillo no cantara nos ahogáramos cuatrocientos hombres y treinta caballos”… (*) recordó: despertó

Imagino que el grillo gaditano estaría furibundo. Son los machos de la especie los que cantan, y tienen un temperamento bastante irascible. Después de dos meses y medio encerrado y a los bandazos, reclamaría libertad y buena compañía.

Hay motivos para pensar que la música de este grillo era algo distinta de la que interpretaban sus parientes americanos; sabido es que existen dialectos en los cantos de los animales. Este que venía de Cádiz, ¿tendría un matiz flamenco en su cante? ¿Habrá intercambiado tonadas con los grillos de este lado del mar?

Me pregunto también si una vez radicado en América, el grillo marinero habrá encontrado pareja entre las habitantes de estas tierras, al igual que los tripulantes humanos de la nao. Algo de su herencia, canto y estampa, quedará en el grillo que escucho todas las noches en esta lejana Patagonia?

Pero lo mejor del relato es la prueba de que una canción, una melodía, puede salvar a cuatrocientos hombres y treinta caballos. Alvar Núñez Cabeza de Vaca lo atribuye a “milagro que Dios hizo por nosotros”. Viendo las calamidades que últimamente perpetran los voceros y personeros de los distintos dioses, precisamente en nombre de estos, prefiero creer que el milagro lo hizo el grillo, nomás. Y la nostalgia de ese rudo soldado, que extrañaba el cantar cristalino de sus noches andaluzas.

Cae la tarde y empieza a cantar el grillo que habita mi patio - o será que yo ando por su patio. Su canto es inmenso; imposible señalar de dónde procede. El soldado que trajo el grillo habrá creído que era para él solo. Quizás se extendió por todo un país. Canciones y amores no aceptan ser guardados.


Fuentes:

De la imagen: foto-natura-huesca.blogspot.com/2008/08/grill...
Del relato: Ñúñez Cabeza de Vaca, Alvar. Comentarios, Capítulo 2, fol. 59 r.

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