sábado, 29 de noviembre de 2008
Las hormigas. Poesía.
(Foto: la magnolia en el patio de la casa de Olga Orozco, Toay).
Las hormigas
1
Es su casa
me dicen –
yo no encuentro nada de ella.
Sus libros, dicen
esos
en tumulto agolpados al borde tras los vidrios
como las almas anhelantes de los muertos
cuánto que nadie les conversa
Y está cerrado el cuarto de su infancia
quizás siempre lo ha estado
aún para ella
Sólo se siente un tiempo ardido
un aire que crepita en la sequía.
2
Pero el patio es una Arabia
caravana de aromas
de inciensos y resinas
detenida:
la magnolia
que reina y que padece
la sofora que enciende
su innumerable candelabro de oro,
y la sombra de toro que enristra sus moharras,
y el molle y su carcaj flechando soles.
3
Ella no cabe adentro de la casa
adentro
de vitrinas o muebles
no cabe en municipio ni catastro
ni en la memoria de las gentes
salvo para romperla
salvo
para romperse.
4
La magnolia agoniza
y al extremo
prorrumpe en flor,
después
sus alas caen
enrojecen
en el ardor del tiempo
hasta que las hormigas las destazan
las sumen en su oscuro,
a fermentar
qué vinos de dulzura
qué hongos o qué alucines –
por eso a veces
en los días de sequía
ves hormigas aladas.
En la casa de la poetisa Olga Orozco, Santa Rosa de Toay, noviembre de 2008.
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2 comentarios:
Ramón:
Este hermoso poema me traslada a la casa de Olga , veo y siento la Arabia de su patio , la caravana aromada de inciensos y resinas... imagino la abierta flor de la magnolia y sueño...
Poeta, releo tu poema y vuelve la misma sensación de encantamiento, de ensoñación.
Es un lugar en el mundo donde en silencio se puede soñar despierto y volver y volver mil veces volver.
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