Ese primer lugar
La vida de mi abuelo Luis Parodi, que traté de narrar en el artículo anterior, parece trazar una parábola. Comienza con días felices, y luego se hunde en pérdidas: la hermana, el hermano, la música, la floresta, el mar, todo lo pierde.
Después se toma la revancha. Pieza por pieza va recuperando lo perdido. Reconquista la música, el amor, la belleza, el orgullo patriótico. Hasta que un nuevo golpe le arrebata casi todo. Creo que de algún modo decidió que no valía la pena envejecer. Como lo había anunciado a menudo, murió a los 60.
¿Acaso durante nuestros años de vida buscamos recuperar un primer lugar perdido? Para él fueron las colinas y boscajes, el mar y la ópera de Génova. Quizás para mí lo sea ese rincón de la cocina de mi abuela, donde en los días fríos se sentía el aliento cálido de la cocina económica y se veían arder las maderitas. Esa mesa con un hule verde sobre la que siempre estaba el milagro de los libros y de las revistas, en los que había tanto para ver – eran inagotables, como la conversación de la nonna Viola.
¿Es así?
Quería compartir con vos estas preguntas. ¿Qué viajes te hacen ser? ¿A cuáles de los viajeros sentís cerca? ¿También añorás un lugar primero?
La vida de mi abuelo Luis Parodi, que traté de narrar en el artículo anterior, parece trazar una parábola. Comienza con días felices, y luego se hunde en pérdidas: la hermana, el hermano, la música, la floresta, el mar, todo lo pierde.
Después se toma la revancha. Pieza por pieza va recuperando lo perdido. Reconquista la música, el amor, la belleza, el orgullo patriótico. Hasta que un nuevo golpe le arrebata casi todo. Creo que de algún modo decidió que no valía la pena envejecer. Como lo había anunciado a menudo, murió a los 60.
¿Acaso durante nuestros años de vida buscamos recuperar un primer lugar perdido? Para él fueron las colinas y boscajes, el mar y la ópera de Génova. Quizás para mí lo sea ese rincón de la cocina de mi abuela, donde en los días fríos se sentía el aliento cálido de la cocina económica y se veían arder las maderitas. Esa mesa con un hule verde sobre la que siempre estaba el milagro de los libros y de las revistas, en los que había tanto para ver – eran inagotables, como la conversación de la nonna Viola.
¿Es así?
Quería compartir con vos estas preguntas. ¿Qué viajes te hacen ser? ¿A cuáles de los viajeros sentís cerca? ¿También añorás un lugar primero?
Ramón.
Febrero de 2009.
1 comentario:
Un viajero que siento cerca es Ernesto Guevara , pero no está en mi itinerario genético . De los viajes de mi semilla , casi todos marcados por la necesidad y no por el deseo ninguno emprendería.-
Además hay antefuturos que más bien operan como antifuturos , por lo que mejor desandar el camino en algunos tramos .-
No añoro un lugar primero . Quisiera sí respirar y caminar muchos lugares desconocidos , pero añorar , añoro en tal caso un lugar final , sentirme en puerto que no es lo mismo que estar varado .-
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