Una obra de teatro escrita, editada y representada en la cárcel de Neuquén en 1944. (Para ampliar, hacer doble click con el ratón sobre la imagen.)
3. Cómo vencer a la cárcel.
La solidaridad
Frente a un sistema armado para quebrantarlos, el primer refugio de los prisioneros es una solidaridad que se expresa aún ante las necesidades más elementales. Cuando el grupo de Sommi es trasladado desde la Especial hasta Villa Devoto, llega a destino a medianoche. Los que ya estaban allí “nos recibieron con los brazos abiertos, con ese gran corazón de la solidaridad proletaria. Nos ayudaron a ubicarnos en las celdas; nos dieron ropa limpia y lo primero que hicimos fue bañarnos, práctica impuesta por los camaradas para combatir los insectos que siempre se traen de la Especial”…“Mientras varios camaradas nos arreglaban las camas, otros nos preparaban una cena con los alimentos de que disponían”…
Una vez los presos en Neuquén y ya organizados, contribuyen a las necesidades de los compañeros que la están pasando mal debido a las persecuciones allá afuera. “Resolvimos comunicar a la Liga por los Derechos del Hombre, que habitualmente nos remitía encomiendas y dinero, que por tres meses no nos enviase dinero alguno, y en cambio atendiera con esos fondos a sus presos, sus familiares y sobre todo a los más necesitados. Y reducir los gastos semanales de $ 7,50 por persona, a $3, que se pagarían a cada uno del fondo común acumulado.” La medida fue votada por unanimidad. “Total, nosotros ya tenemos techo, cama y tumba asegurados.” En 1944 los presos realizan también una colecta destinada a las víctimas del terremoto de San Juan.
El temple, las mujeres
Hombres fogueados en luchas sociales y gremiales, en guerras y huelgas, saben que “para el revolucionario, la cárcel es una etapa de su vida”. Y no sólo la soportan; se encaraman sobre ella. Inventan, plantean luchas, hacen versos, se encuentran, aprenden… y generan en pequeña escala esa sociedad que sueñan. De la cárcel hacen encuentro, ciudad nueva y escuela.
Sus mujeres adquieren dimensiones heroicas, sin perder la ternura. Enteradas del inminente traslado a Neuquén, esperan a sus compañeros en Cañuelas. Está prohibido abrir las persianas de los vagones. Pero ellos las escuchan gritando sus nombres, uno a uno; “maldiciendo a gritos la dictadura, enviándonos palabras de amor, aliento y esperanza.” …“Durante una semana, con su presencia en los portones de la cárcel, habían impedido nuestra partida. Luego habían ido a Constitución; no nos encontraron allí, y fueron a Cañuelas. El tren las dejó lejos; cruzaron a pie las vías; la policía trató de desalojarlas, pero fue inútil.”
Ellas van hasta Neuquén, aunque más de una vez tienen que regresar sin ver a sus compañeros, porque las autoridades alegan que les falta algún certificado. Hasta allí llegan Clementina, esposa del Dr. García; Delia, compañera de Grassi; Lila Guerrero, poetisa, traductora de Maiakovsky, compañera de Sommi, que para darle una rosa a su hombre libra y gana una batalla con los guardianes; la madre de Real, que se va a vivir a la región para poder asistir mejor a su hijo en una enfermedad; la de Codina; las señoras de Carlos Miranda, Manuel Moya y Luis Presti, cuyas visitas se frustran la primera vez; Susana Ratto, que pícaramente se hace registrar como si fuera prima de Real, y es quien lleva y trae las informaciones. Y en Buenos Aires está “la legendaria vieja Modessini, madre de todos los presos políticos, que con un grupo de mujeres prepara incansablemente encomiendas para los diversos presidios. "
Vencer a la cárcel. La Comuna.
“Nosotros vencimos a la cárcel” afirma Sommi.
El primer jalón en este camino es la creación de la Comuna como organización propia. En ella participan “todos sin distinción de clases ni de partidos”; eligen su Secretario, debaten y deciden las medidas, organizan la vida en común y el apoyo solidario a quienes lo necesitan. “El reglamento de la prisión no reconocía al colectivo sino al individuo. Nosotros nos dimos la organización básica de los presos antifascistas de todas las partes del mundo. Creamos la llamada “Comuna”. Este fenómeno se reprodujo en todas las cárceles y campos de concentración del país.”… “Las reuniones se hacían por celda. Cada cuatro camaradas formábamos un grupo con su responsable político.”
“Nadie realizaba por su cuenta nada que pudiese comprometer al colectivo.” Petitorios y protestas son organizados por la Comuna, que además “se ocupa de mantener la higiene, de la alimentación, la ropa, la salud, las informaciones, el combustible, la vinculación con el exterior, la distracción, el servicio sanitario, la instrucción, la despensa, el trabajo cultural”… Sommi narra detalladamente el ordenamiento de cada una de estas prestaciones, incluída hasta la peluquería, y de las celebraciones que matizan el trabajo común.
La Comuna organiza momentos de gimnasia que se llevan a cabo pese a la prohibición del director, actos para las fechas patrias y proletarias, una liga antitabaco, un periódico, una “Editorial Neuquén” (imagínense dieciocho copistas transcribiendo simultáneamente a mano un texto de Economía que les están dictando). Realiza una campaña victoriosa por tomar sol en el patio; lucha hasta recuperar el derecho a recibir encomiendas, y adquirir el derecho a cantar.
La solidaridad organizada permite que los presos monten una serie de “industrias capicúa”. Fabrican juegos de mesa, encuadernan libros, inventan y arman lámparas que permiten leer por la noche sin ser detectado… Llegan a organizar una Exposición de la industria y la cultura, con muestra de productos, actuaciones del coro, campeonatos de ajedrez y premio a las mejores composiciones. El grupo de teatro presenta una obra escrita en la cárcel de Neuquén por Rubén Sinay: “Don Quijote en Capicúa”.
La Universidad
Por cierto “la más estricta ilegalidad amparaba nuestro trabajo”. En este contexto nace la Universidad. Salvo mejor información, ha sido la primera que existió en la Patagonia. “Talvez la única que trabajó tanto durante la dictadura. Se fundó sin conocimiento ni decreto del P.E. No gravitó en nada sobre el presupuesto oficial, y se costeó por sus propios medios.”
Un tramo fundamental de la Universidad era la alfabetización. “Ninguno de los camaradas presos salió analfabeto”. La lectura y “las composiciones” eran métodos básicos de trabajo. Algún reciente alfabetizado terminó recibiendo un premio por su composición. Con los profesionales y académicos que estaban en prisión se organizaron cursos de Literatura, Economía, Política, Historia, Geografía, Materialismo histórico. Las materias estaban organizadas en función de “problemas”. Por ejemplo, se nos explica cuáles eran los “Problemas históricos” que se abordaban y discutían.
“Nos impusimos la más severa disciplina. De otro modo no podríamos haber tenido a la vez diez o doce clases, como sucedía en ciertos momentos del día, en un ámbito donde había más de cien personas encerradas”. “La consigna era `no molestar a los camaradas que estudian’. En unas celdas se estudiaba inglés, en otras castellano, más allá francés o italiano. Unos leían a Darwin (se leía en grupos), otros recitaban a Maiakovski, otros camaradas estudiaban Economía”… Y se mantenía la vigilancia, para que los guardiacárceles y el director no llegaran a enterarse de estas actividades.
El saber es hijo del deseo. Y del proyecto. Los presos organizaron la Universidad a partir de su deseo de conocer para edificar una sociedad nueva, más justa. Esa Universidad retoma el camino de las primeras de Europa, constituidas a partir de grupos de estudiantes - estudiosos que caminan juntos hacia el saber.
Éxito y fracaso
En ese pueblo polvoriento y de áspero clima, en esa prisión donde alguna vez se les caía encima un pedazo de mampostería, los presos de Neuquén fundaron y mantuvieron un centro de conocimiento crítico, transformador, alimentado en la discusión permanente. Un ámbito donde el anhelo y la solidaridad engendraban el conocimiento.
Ese centro era parte de un proyecto mayor que lo incluía: el de una sociedad sustentada en la solidaridad, el trabajo, y las decisiones democráticas.
No se entendería de otro modo cómo hombres y mujeres pudieron persistir en una lucha cuyas condiciones iniciales parecen del todo desfavorables. Es que en el curso de la lucha misma, la creatividad y la solidaridad hacen que quienes pelean sientan que están mordiendo y saboreando ya la pulpa de la utopía, viviendo el tiempo transversal del kairos.
Acaso alguien diga que fracasaron. Ante tal afirmación fácil me pregunto cuál ha sido el éxito del fascismo argentino. El país que tenemos es mayormente su hechura; no se puede acusar de nuestras cicatrices, desgracias y miserias a algún gobierno de izquierda, porque nunca lo hubo. Y si “éxito” significa “salida”, camino hacia algo, habrá que preguntarse si en aquel aparente fracaso no estaba el comienzo del estrecho camino hacia el verdadero éxito: el logro de una República sin presos políticos ni pobres ni apestados ni enmudecidos ni apaleados.
La solidaridad
Frente a un sistema armado para quebrantarlos, el primer refugio de los prisioneros es una solidaridad que se expresa aún ante las necesidades más elementales. Cuando el grupo de Sommi es trasladado desde la Especial hasta Villa Devoto, llega a destino a medianoche. Los que ya estaban allí “nos recibieron con los brazos abiertos, con ese gran corazón de la solidaridad proletaria. Nos ayudaron a ubicarnos en las celdas; nos dieron ropa limpia y lo primero que hicimos fue bañarnos, práctica impuesta por los camaradas para combatir los insectos que siempre se traen de la Especial”…“Mientras varios camaradas nos arreglaban las camas, otros nos preparaban una cena con los alimentos de que disponían”…
Una vez los presos en Neuquén y ya organizados, contribuyen a las necesidades de los compañeros que la están pasando mal debido a las persecuciones allá afuera. “Resolvimos comunicar a la Liga por los Derechos del Hombre, que habitualmente nos remitía encomiendas y dinero, que por tres meses no nos enviase dinero alguno, y en cambio atendiera con esos fondos a sus presos, sus familiares y sobre todo a los más necesitados. Y reducir los gastos semanales de $ 7,50 por persona, a $3, que se pagarían a cada uno del fondo común acumulado.” La medida fue votada por unanimidad. “Total, nosotros ya tenemos techo, cama y tumba asegurados.” En 1944 los presos realizan también una colecta destinada a las víctimas del terremoto de San Juan.
El temple, las mujeres
Hombres fogueados en luchas sociales y gremiales, en guerras y huelgas, saben que “para el revolucionario, la cárcel es una etapa de su vida”. Y no sólo la soportan; se encaraman sobre ella. Inventan, plantean luchas, hacen versos, se encuentran, aprenden… y generan en pequeña escala esa sociedad que sueñan. De la cárcel hacen encuentro, ciudad nueva y escuela.
Sus mujeres adquieren dimensiones heroicas, sin perder la ternura. Enteradas del inminente traslado a Neuquén, esperan a sus compañeros en Cañuelas. Está prohibido abrir las persianas de los vagones. Pero ellos las escuchan gritando sus nombres, uno a uno; “maldiciendo a gritos la dictadura, enviándonos palabras de amor, aliento y esperanza.” …“Durante una semana, con su presencia en los portones de la cárcel, habían impedido nuestra partida. Luego habían ido a Constitución; no nos encontraron allí, y fueron a Cañuelas. El tren las dejó lejos; cruzaron a pie las vías; la policía trató de desalojarlas, pero fue inútil.”
Ellas van hasta Neuquén, aunque más de una vez tienen que regresar sin ver a sus compañeros, porque las autoridades alegan que les falta algún certificado. Hasta allí llegan Clementina, esposa del Dr. García; Delia, compañera de Grassi; Lila Guerrero, poetisa, traductora de Maiakovsky, compañera de Sommi, que para darle una rosa a su hombre libra y gana una batalla con los guardianes; la madre de Real, que se va a vivir a la región para poder asistir mejor a su hijo en una enfermedad; la de Codina; las señoras de Carlos Miranda, Manuel Moya y Luis Presti, cuyas visitas se frustran la primera vez; Susana Ratto, que pícaramente se hace registrar como si fuera prima de Real, y es quien lleva y trae las informaciones. Y en Buenos Aires está “la legendaria vieja Modessini, madre de todos los presos políticos, que con un grupo de mujeres prepara incansablemente encomiendas para los diversos presidios. "
Vencer a la cárcel. La Comuna.
“Nosotros vencimos a la cárcel” afirma Sommi.
El primer jalón en este camino es la creación de la Comuna como organización propia. En ella participan “todos sin distinción de clases ni de partidos”; eligen su Secretario, debaten y deciden las medidas, organizan la vida en común y el apoyo solidario a quienes lo necesitan. “El reglamento de la prisión no reconocía al colectivo sino al individuo. Nosotros nos dimos la organización básica de los presos antifascistas de todas las partes del mundo. Creamos la llamada “Comuna”. Este fenómeno se reprodujo en todas las cárceles y campos de concentración del país.”… “Las reuniones se hacían por celda. Cada cuatro camaradas formábamos un grupo con su responsable político.”
“Nadie realizaba por su cuenta nada que pudiese comprometer al colectivo.” Petitorios y protestas son organizados por la Comuna, que además “se ocupa de mantener la higiene, de la alimentación, la ropa, la salud, las informaciones, el combustible, la vinculación con el exterior, la distracción, el servicio sanitario, la instrucción, la despensa, el trabajo cultural”… Sommi narra detalladamente el ordenamiento de cada una de estas prestaciones, incluída hasta la peluquería, y de las celebraciones que matizan el trabajo común.
La Comuna organiza momentos de gimnasia que se llevan a cabo pese a la prohibición del director, actos para las fechas patrias y proletarias, una liga antitabaco, un periódico, una “Editorial Neuquén” (imagínense dieciocho copistas transcribiendo simultáneamente a mano un texto de Economía que les están dictando). Realiza una campaña victoriosa por tomar sol en el patio; lucha hasta recuperar el derecho a recibir encomiendas, y adquirir el derecho a cantar.
La solidaridad organizada permite que los presos monten una serie de “industrias capicúa”. Fabrican juegos de mesa, encuadernan libros, inventan y arman lámparas que permiten leer por la noche sin ser detectado… Llegan a organizar una Exposición de la industria y la cultura, con muestra de productos, actuaciones del coro, campeonatos de ajedrez y premio a las mejores composiciones. El grupo de teatro presenta una obra escrita en la cárcel de Neuquén por Rubén Sinay: “Don Quijote en Capicúa”.
La Universidad
Por cierto “la más estricta ilegalidad amparaba nuestro trabajo”. En este contexto nace la Universidad. Salvo mejor información, ha sido la primera que existió en la Patagonia. “Talvez la única que trabajó tanto durante la dictadura. Se fundó sin conocimiento ni decreto del P.E. No gravitó en nada sobre el presupuesto oficial, y se costeó por sus propios medios.”
Un tramo fundamental de la Universidad era la alfabetización. “Ninguno de los camaradas presos salió analfabeto”. La lectura y “las composiciones” eran métodos básicos de trabajo. Algún reciente alfabetizado terminó recibiendo un premio por su composición. Con los profesionales y académicos que estaban en prisión se organizaron cursos de Literatura, Economía, Política, Historia, Geografía, Materialismo histórico. Las materias estaban organizadas en función de “problemas”. Por ejemplo, se nos explica cuáles eran los “Problemas históricos” que se abordaban y discutían.
“Nos impusimos la más severa disciplina. De otro modo no podríamos haber tenido a la vez diez o doce clases, como sucedía en ciertos momentos del día, en un ámbito donde había más de cien personas encerradas”. “La consigna era `no molestar a los camaradas que estudian’. En unas celdas se estudiaba inglés, en otras castellano, más allá francés o italiano. Unos leían a Darwin (se leía en grupos), otros recitaban a Maiakovski, otros camaradas estudiaban Economía”… Y se mantenía la vigilancia, para que los guardiacárceles y el director no llegaran a enterarse de estas actividades.
El saber es hijo del deseo. Y del proyecto. Los presos organizaron la Universidad a partir de su deseo de conocer para edificar una sociedad nueva, más justa. Esa Universidad retoma el camino de las primeras de Europa, constituidas a partir de grupos de estudiantes - estudiosos que caminan juntos hacia el saber.
Éxito y fracaso
En ese pueblo polvoriento y de áspero clima, en esa prisión donde alguna vez se les caía encima un pedazo de mampostería, los presos de Neuquén fundaron y mantuvieron un centro de conocimiento crítico, transformador, alimentado en la discusión permanente. Un ámbito donde el anhelo y la solidaridad engendraban el conocimiento.
Ese centro era parte de un proyecto mayor que lo incluía: el de una sociedad sustentada en la solidaridad, el trabajo, y las decisiones democráticas.
No se entendería de otro modo cómo hombres y mujeres pudieron persistir en una lucha cuyas condiciones iniciales parecen del todo desfavorables. Es que en el curso de la lucha misma, la creatividad y la solidaridad hacen que quienes pelean sientan que están mordiendo y saboreando ya la pulpa de la utopía, viviendo el tiempo transversal del kairos.
Acaso alguien diga que fracasaron. Ante tal afirmación fácil me pregunto cuál ha sido el éxito del fascismo argentino. El país que tenemos es mayormente su hechura; no se puede acusar de nuestras cicatrices, desgracias y miserias a algún gobierno de izquierda, porque nunca lo hubo. Y si “éxito” significa “salida”, camino hacia algo, habrá que preguntarse si en aquel aparente fracaso no estaba el comienzo del estrecho camino hacia el verdadero éxito: el logro de una República sin presos políticos ni pobres ni apestados ni enmudecidos ni apaleados.
Ramón. 27 de marzo de 2009.
1 comentario:
Hola Ramon: la educacion y el conocimiento son los enemigos numero uno de aquellos que pretenden arrear a la gente como ganado. Cada vez que se quiere arrastrar a la gente, se lo hace a travez de la propaganda. Asi lo hacen los medios periodisticos, asi lo hace el fascismo norteamericano, asi lo hizo Hitler en su momento, asi lo hizo Stalin tambien. Claro que saber leer no alcanza, tambien hace falta saber discriminar, separar la paja del trigo....pero aun no es suficiente, tambien hacen falta las redes de transmision, las comunas y grupos de oposicion que impiden que se silencien a los que no tienen acceso a los medios. La organizacion de los idearios. Gracias por estos escritos. un abrazo.
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